Facebook

Blog

- Eucharist in the Time of Corona
  
  Janaury 18, 2021
  
  By: Fr. Martin Iott, O.P.
  
  The Real Presence in Word and Sacrament
  
  Not too sure at what age but while I was in grade school one of the Sisters who taught us told us a story to impress upon us the practice of remaining in a state of meditation and thanksgiving for at least 15 minutes after receiving Holy Communion. She explained that the Eucharistic presence of Jesus took about 15 minutes to digest.
  
  Then, to plant in our minds the seriousness of her admonition, she told a story. It involved a gentleman who, immediately after receiving communion, rose and left the Church and went home. Moreover, he did this every Sunday. One Sunday, the parish priest sent a server to follow him with lighted candle. The gentleman, confused and a little perplexed, returned to Church to inquire of the pastor the meaning of the server and the candle, whereupon the pastor informed him of the same information the sister had given us with the admonition that he should have more reverence for the Holy Eucharist he had received.
  
  I’m not too sure why I remembered this particular story, since I’m sure I’ve forgotten a great many stories from those years that were much more significant to my religious formation than that one. But I’m happy I didn’t forget it because somewhere along the way in my adult years it led into a very significant reflection on the Holy Eucharist.
  
  Somewhere along my 50 years as a Catholic priest I came to the realization of just how far off the mark that particular teaching was. Most important was the dawning understanding that Jesus doesn’t dissolve. To reflect on this, I need to set a foundation by noting the significance of Baptism as it was illuminated by the Second Vatican Council. I don’t think this was ever the actual traditional teaching of the Church, but the emphasis during my faith formation was that the primary fruit of baptism was getting rid of original sin.
  
  The Council documents recovered the broad mystery of the sacrament as the celebration that initiates us into our ongoing divinization, as dwelling places of the Holy Spirit and members of the Body of Christ. Yes, Baptism takes away sin, but even more important, it begins and sustains the process of divinization, making us a dwelling place of the Holy Trinity through the action of the Holy Spirit on our souls. The Holy spirit recreates in us a new mind and new heart conformed to the heart and mind of Christ, the Eternal Word, by whom all things came to be [cf. Jn 1:3].
  
  With this as background, I think we can come to expand our appreciation of our Catholic belief in the real presence of Christ in the bread and wine of the Eucharist.
  
  Our reception of Holy Communion does not bring us into union with Jesus for only as long as the elements of bread and wine are present. Through baptism, the Holy Trinity takes up residence within us, and does not leave through the passage of time. The Eucharist, Jesus as food, nourishes and revives his presence in our souls and connects us with everyone who belongs to him, and indeed, with all creation.
  
  Emphasizing the fact that the bread and wine becomes the body and blood of the Lord can cause us to overlook the fact that Jesus remains under the appearance of bread and wine for a very significant reason. As our traditional theology points out, before the elements of bread and wine are transformed into the sacrament of Jesus’ Body and Blood, bread and wine carry a deep significance for our human lives. One way we might enlarge our appreciation of this sacrament is to reflect on this: yes, the bread and wine become the body and blood of Christ but also, Christ becomes bread and wine. The bread and wine “say” something of what Christ [and his Father] wants to be for us. The bread and wine are a Word of God – a revelation of Christ’s desire to be food in our lives.
  
  Moreover, Christ is bread and wine for us in the Word as he is in the Sacrament, so that, even if we are prevented from receiving the Eucharist sacramentally we can always receive the real presence of Jesus in the Sacred Word. In the Dogmatic Constitution on Divine Revelation [Dei Verbum] of the Second Vatican Council declares, “The Church has always venerated [the divine Scriptures as she venerated the Body of the Lord], in so far as she never ceases, particularly in the sacred liturgy, to [partake of the bread of life and to offer it to the faithful from the one table of the Word of God and Body of Christ]”.
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  18 de enero de 2021
  
  Por: P. Martin Iott, O.P.
  
  La Presencia Real en la Palabra y el Sacramento
  
  No estoy muy seguro a qué edad, pero mientras estaba en la escuela primaria una de las Hermanas nos contó una historia para inculcarnos la práctica de permanecer en un estado de meditación y acción de gracias durante al menos 15 minutos después de recibir la Sagrada Comunión. Ella nos explicó que la presencia eucarística de Jesús toma unos 15 minutos para digerir.
  
  Nos contó una historia para plantar en nuestras mentes la seriedad de su amonestación. Se trataba de un señor que, inmediatamente después de recibir la comunión, se levantó y dejó la Iglesia y se fue a su casa. Él hacía esto todos los domingos. Un domingo, el párroco envió a un servidor para que lo siguiera con una vela encendida. El señor, confundido y un poco perplejo, regresó a la iglesia para preguntarle al pastor el significado del servidor y la vela, entonces el pastor le informó de la misma información que la hermana nos había dado con la advertencia de que debía tener más reverencia por la Sagrada Eucaristía que había recibido.
  
  No estoy muy seguro de por qué recordé esta historia en particular, ya que estoy seguro de que he olvidado muchas historias de esos años que fueron mucho más importantes para mi formación religiosa que esa. Pero estoy feliz de no haberlo olvidado porque en algún momento de mi vida adulta me llevó a una reflexión muy significativa sobre la Sagrada Eucaristía.
  
  En algún momento de mis 50 años como sacerdote católico, llegué a darme cuenta de lo lejos que estaba esa enseñanza en particular. Lo más importante fue la comprensión de que Jesús no se disuelve. Para reflexionar sobre esto, necesito sentar una base al señalar el significado del Bautismo tal como fue iluminado por el Concilio Vaticano II. No creo que esta haya sido nunca la enseñanza tradicional real de la Iglesia, pero el énfasis durante mi formación en la fe fue que el fruto principal del bautismo fue deshacerse del pecado original.
  
  Los documentos conciliares recuperaron el amplio misterio del sacramento como celebración que nos inicia en nuestra divinización permanente, como morada del Espíritu Santo y miembros del Cuerpo de Cristo. Sí, el bautismo quita el pecado, pero aún más importante, inicia y sostiene el proceso de divinización, convirtiéndonos en un lugar de morada de la Santísima Trinidad a través de la acción del Espíritu Santo en nuestras almas. El Espíritu Santo recrea en nosotros una mente nueva y un corazón nuevo conformados al corazón y la mente de Cristo, Verbo Eterno, por quien todas las cosas han sido [cf. Jn 1: 3].
  
  Con esto como trasfondo, creo que podemos llegar a expandir nuestro aprecio por nuestra fe católica en la presencia real de Cristo en el pan y el vino de la Eucaristía.
  
  Nuestra recepción de la Sagrada Comunión no nos une a Jesús solo mientras estén presentes los elementos del pan y el vino. A través del bautismo, la Santísima Trinidad se instala dentro de nosotros y no se va con el paso del tiempo. La Eucaristía, Jesús como alimento, nutre y reaviva su presencia en nuestras almas y nos conecta con todos los que le pertenecen y con toda la creación.
  
  Hacer hincapié en el hecho de que el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre del Señor puede hacernos pasar por alto el hecho de que Jesús permanece bajo la apariencia de pan y vino por una razón muy importante. Como señala nuestra teología tradicional, antes de que los elementos del pan y el vino se transformen en el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Jesús, el pan y el vino tienen un significado profundo para nuestra vida humana. Una forma en que podemos agrandar nuestro aprecio por este sacramento es reflexionar sobre esto: sí, el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, pero también, Cristo se convierte en pan y vino. El pan y el vino “dicen” algo de lo que Cristo [y su Padre] quiere ser para nosotros. El pan y el vino son una Palabra de Dios, una revelación del deseo de Cristo de ser alimento en nuestras vidas.
  
  Además, Cristo es pan y vino para nosotros en la Palabra como lo es en el Sacramento, de modo que, aunque se nos impida recibir la Eucaristía sacramentalmente, siempre podamos recibir la presencia real de Jesús en la Sagrada Palabra. En la Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación [Dei Verbum] del Concilio Vaticano II declara: “La Iglesia siempre ha venerado [las divinas Escrituras como veneraba el Cuerpo del Señor], en la medida en que nunca cesa, particularmente en la sagrada liturgia, para [participar del pan de vida y ofrecerlo a los fieles de la única mesa de la Palabra de Dios y Cuerpo de Cristo] ”.
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .

Eucharist in the Time of Corona

Janaury 11, 2021

By: Anna Huth

I’ve let God call me Beloved, too.  But it’s not easy and I knew it wouldn’t be.

We ended the Christmas liturgical season yesterday by celebrating the Baptism of the Lord.  By being baptized, our God, who already had taken the drastic choice to become a human being, made a further choice — to identify himself with sinners.  At that very moment, from heaven he is called Beloved.

We’re in Mark’s Gospel now, loaded with immediacy and quick movement.  This Beloved had some wonderful times celebrating God’s Kingdom come, calling followers and helping them make known the coming of the Kingdom, affirming people’s faith, and healing and raising up those most in need.  But this Beloved also faced misunderstanding, push-back and rejection from family members and townsfolk, by his own followers, religious leaders, and the powerful of his day.  This Beloved was stymied and conspired against.  This Beloved was tortured to death.

Being Beloved obviously did not make Jesus’ path easy.  But being Beloved did give him an anchor and ultimately Resurrection.

Eucharist unites us with this Beloved. Whether or not we can participate in person, through Eucharist we ponder, celebrate, and offer ourselves to be united with this Beloved and with one another in the Community of the Beloved.

We’re deep in Corona time now, and Corona time isn’t ending soon.  It’s not only about the virus; we’ve been ravaged also by inability to gather for mourning our dead, depths of isolation, massive disruption of familiar work and practices and habits, changes in relationships, and economic hardship.  In our country we’re also continuing to be torn apart by racism, inequity and extreme partisanship.  Being Beloved has not made this experience easy, but at its core it is an anchor to who I am, who we are, who God is.

In Corona time, being aware of being Beloved has led me to joy and action. As the beloved child of the Father, we can mask up faithfully, donate to the local Food Bank, work diligently and creatively, send messages of care often to family and friends, check on neighbor-in-need, respond readily and generously to the next unexpected crisis and then the next, write a letter of appreciation and encouragement to Congressperson beginning a new session under threatening circumstances, be part of new conversations on ministry and society, strive to keep facing openly an unknown future… and make time regularly to anchor in heaven’s message: “Beloved”.

Suggestion for further reflection:
         Read the Gospel of Mark straight through, in one sitting

We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page..

Eucaristía en el Tiempo de Corona

11 de enero de 2021

Por: Rita LaBruzzo, D.Min.

Dejé que Dios también me llamara Amada. Pero no es fácil y sabía que no lo sería.

Ayer terminamos el tiempo litúrgico navideño celebrando el Bautismo del Señor. Al ser bautizado, nuestro Dios, que ya había tomado la drástica decisión de convertirse en ser humano, tomó otra decisión: identificarse con los pecadores. En ese mismo momento, desde el cielo se le llama Amado.

El Evangelio de hoy es de Marcos y esta lleno de inmediatez y movimiento rápido. Este Amado tuvo momentos maravillosos celebrando la llegada del Reino de Dios, llamando a seguidores y ayudándolos a dar a conocer la venida del Reino, afirmando la fe de la gente y sanando y levantando a los más necesitados. Pero este Amado también enfrentó malentendidos, rechazo de los miembros de su familia y de la gente del pueblo, de sus propios seguidores, líderes religiosos y los poderosos de su época. Este Amado fue bloqueado y conspirado contra él. Este Amado fue torturado hasta la muerte.

Ser Amado obviamente no facilitó el camino de Jesús. Pero ser Amado le dio finalmente la Resurrección.

La Eucaristía nos une con este Amado. Ya sea que participemos en persona o no, a través de la Eucaristía meditamos, celebramos y nos ofrecemos a estar unidos con este Amado y entre nosotros en la Comunidad del Amado.

Ahorita estamos inmersos en el tiempo de Corona, y el tiempo de Corona no terminará pronto. No se trata solo del virus; También nos ha devastado la incapacidad de reunirnos para llorar a nuestros fallecidos, el profundo aislamiento, la interrupción masiva del trabajo, las prácticas y los hábitos familiares, los cambios en las relaciones y las dificultades económicas. En nuestro país también seguimos destrozados por el racismo, la desigualdad y el partidismo extremo. Ser amado no ha facilitado esta experiencia, pero en esencia es un ancla de quién soy, quiénes somos, quién es Dios.

En el tiempo de Corona, ser consciente de ser Amado me ha llevado a la alegría y la acción. Como hijos amados del Padre, podemos disfrazarnos fielmente, donar al Banco de Alimentos local, trabajar con diligencia y creatividad, enviar mensajes de cuidado a menudo a familiares y amigos, ofrecer ayuda a los vecinos necesitados, responder con prontitud y generosidad a la próxima crisis inesperada y a las que estén por venir, escribir una carta de agradecimiento y aliento para los congresistas que comienzan una nueva sesión en circunstancias amenazantes, ser parte de nuevas conversaciones sobre el ministerio y la sociedad, esforzarse por seguir enfrentando abiertamente un futuro desconocido ... y hacer tiempo regularmente para anclar en el mensaje del cielo: “Amado”.

Sugerencia para una mayor reflexión:
Lea el Evangelio de Marcos en una sentada.

Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook.

- Eucharist in the Time of Corona
  
  Janaury 4, 2021
  
  By: Rita LaBruzzo, D.Min.
  
  As the Christmas Season comes to a close and we celebrate the Epiphany, we look with open minds and hearts to the new year ahead. This is a perfect time to reflect on the Eucharist, the Source and Summit of our lives.
  
  At Mass we recall and reflect in our hearts and minds Jesus’ words from Saint John’s Gospel, “Whoever eats My flesh and drinks My blood has eternal life and I will raise you on the last day”. This gift and privilege that each of us desires has been brought to the forefront of our minds, hearts, prayers, and thoughts as some are unable to physically receive the Body & Blood of Christ due to COVID.
  
  The Eucharist sows the seeds of our faith as we become a tabernacle when we consume the Eucharist; these seeds of faith grow and blossom… the pledge of eternal life promised to us.
  
  At the end of Mass we are sent forth, challenging us to live the mystery we just celebrated. We are sent to be taken, blessed, broken and given in our daily lives; transformed and sustained by the Eucharist.
  
  As we are transformed and grow in communion with Christ in the Eucharist, we live our faith as Jesus calls us to; His incarnation continues through our lives and actions. The Eucharist is the strength we need to live the dismissal, the being-sent; to live the Mass, the missa. The Eucharist transforms us to carry on the mission to which we are sent. The Eucharist is a power of love that has no bounds in all human conditions.
  
  As we look forward to this new year, let us listen closely as we are sent forth at the end of Mass. Do we heed the call? Do we live the mission?
  
  Suggestions for reading and reflection:
  
  http://www.ignatiusinsight.com/features2005/brumley_eucharist1_aug05.asp
  
  https://bible.usccb.org/bible/john/6
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  4 de enero de 2021
  
  Por: Rita LaBruzzo, D.Min.
  
  A medida que la temporada de Navidad llega a su fin y celebramos la Epifanía, miramos con mentes y corazones abiertos al año nuevo que nos espera. Este es un momento perfecto para reflexionar sobre la Eucaristía, la Fuente y la Cumbre de nuestras vidas.
  
  En la Misa recordamos y reflexionamos sobre las palabras de Jesús del Evangelio de San Juan: "El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día final.” Este don y privilegio que cada uno de nosotros desea ha sido llevado a la vanguardia de nuestra mente, corazón, oraciones y pensamientos, ya que algunos no pueden recibir físicamente el Cuerpo y La Sangre de Cristo debido a COVID.
  
  La Eucaristía siembra las semillas de nuestra fe y nos convertimos en tabernáculo cuando consumimos la Eucaristía; estas semillas de fe crecen y florecen... la promesa de la vida eterna que Jesucristo nos da.
  
  Al final de la Misa somos enviados, desafiándonos a vivir el misterio que acabamos de celebrar. Somos enviados a ser pan para el mundo, tomados, bendecidos, y rotos en nuestra vida diaria; transformados y sostenidos por la Eucaristía.
  
  A medida que somos transformados y crecemos en comunión con Cristo en la Eucaristía, vivimos nuestra fe como Jesús nos llama; Su encarnación continúa a través de nuestras vidas y acciones. La Eucaristía es la fuerza que necesitamos para vivir después de que termina la misa y somos enviados. La Eucaristía nos transforma para llevar a cabo la misión a la que somos enviados. La Eucaristía es un poder de amor que no tiene límites en todas las condiciones humanas.
  
  Mientras vemos adelante con esperanza este año nuevo, escuchemos atentamente al ser enviados al final de la misa. ¿Atendemos al llamado? ¿Vivimos la misión?
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  December 28, 2020
  
  By: Sister Chris Wiltrakis, MSBT
  
  From the time of my childhood, I have been somewhat distressed that the great celebration of the birth of Jesus, with angels singing of peace on earth, would be followed immediately by the feast of St. Stephen, in which our first martyr is stoned to death. Then today’s feast of the Holy Innocents follows as one of the most anguishing events of the liturgical year. How could so much bloodshed be memorialized so soon after the greatest birth ever?!?
  
  After years of reflection on this dilemma (well, I would only ponder this briefly once a year!), I may have discovered an incredible explanation. In the Creed, we are in awe that the Newborn Child is God from God, Light from Light…consubstantial with the Father! That is tremendous reason for all the singing of angels and joyful carols! But I heard a homily in which it was said that this same Child is consubstantial with us…of the very same substance as us!!! Emmanuel has become embedded in the messiness and glory and cruelty and salvation of our human history. There is no distance between us and our Incarnate God.
  
  The Incarnation and our human nature intertwine as Eucharist. The Paschal Mystery of Birth and Death and New Birth are inseparable. Mary, Joseph and shepherds in awe of this Child and cruel men slaughtering innocent babes are of the same substance.
  
  The Eucharist is the liturgical celebration of this amazing act of incarnation!
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  28 de diciembre de 2020
  
  Por: Hermana Chris Wiltrakis, MSBT
  
  Desde mi niñez me ha preocupado que la gran celebración del nacimiento de Jesús, con ángeles cantando de paz en la tierra, sea seguida inmediatamente por el día de San Esteban, en la que nuestro primer mártir es apedreado a muerte. Y luego el día de hoy de los Santos Inocentes sigue como uno de los eventos más angustiantes del año litúrgico. ¿Cómo se pueden conmemorar días de tanto derramamiento de sangre tan pronto después del mayor nacimiento de la historia?
  
  Después de reflexionar por años sobre este dilema (¡bueno, sólo reflexiono esto brevemente una vez al año!), puede que haya descubierto una explicación increíble. En el Credo, nos asombramos de que el Niño recién nacido sea Dios de Dios, ¡Luz de Luz... engendrado de la misma naturaleza del Padre! ¡Esta es una tremenda razón para que los ángeles canten en el cielo y por los villancicos gozosos que cantamos en la tierra! Escuché en una homilía que este mismo Niño es engendrado con nosotros... ¡¡¡de la misma naturaleza de nosotros!!! Emmanuel se ha incrustado en el desorden y la gloria, la crueldad y la salvación de nuestra historia humana. No hay distancia entre nosotros y nuestro Dios encarnado.
  
  La Encarnación y nuestra naturaleza humana se entrelazan como Eucaristía. El misterio pascual del nacimiento, la muerte y el nuevo nacimiento son inseparables. María, José y los pastores, quienes estaban asombrados de este Niño y con los hombres crueles que mataban a bebes inocentes, son de la misma sustancia.
  
  ¡La Eucaristía es la celebración litúrgica de este increíble acto de encarnación!
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  December 21, 2020
  
  By: Sister Linda Bolinski, SS.C.M.
  
  Maranatha! Come, Lord Jesus!
  
  Today’s first reading from the Song of Songs 2:8-14 reflects the excitement, the aching, and the yearning of both Advent and Eucharist. Every day, in thousands of different settings, Christ the lover comes “springing across the mountains” of time and place and space to meet his people in the embrace of love we call Eucharist. Not just to make our hearts swell with emotion does He come, but to open wide our hearts to recognize his “coming” in every person. Eucharist is meant to be more than “taking communion” at Mass and feeling good. It’s about “becoming communion”, one with each other in Christ.
  
  During this last week of Advent, we are drawn to look more closely at Mary and Elizabeth. They came to understand this human-divine connection, first within the confines of their familial setting, and later as they glimpsed God’s “bigger picture”. They did not need a politician, or a pope, or an email from their local synagogue (read church) to explain what they should do. They opened their hearts in love for God and neighbor. Long before Jesus washed his disciples’ feet and shared a final meal, Mary and Elizabeth in their “visitation” grasped what Jesus longed for us to understand in giving himself as food for the day’s journey.
  
  In these days of Corona, perhaps we are being invited to a deeper experience and appreciation of being Eucharist and “becoming communion” in a fractured world.
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  21 de diciembre de 2020
  
  Por: Hermana Linda Bolinski, SS.C.M.
  ¡Maranatha! ¡Ven, Señor Jesús!
  
  La primera lectura de hoy, Cantares 2:8-14 refleja la emoción, el dolor y el anhelo tanto del Adviento como de la Eucaristía. Cada día, en miles de lugares diferentes, Cristo, el amante, viene "saltando por los montes" del tiempo y del lugar y del espacio para encontrarse con su pueblo en el abrazo del amor que llamamos Eucaristía. No sólo viene para hacer que nuestros corazones se extiendan de emoción, sino para abrir nuestros corazones para poder reconocer su "venida" en cada persona. La Eucaristía está destinada a ser algo más que "tomar la comunión" en la Misa y sentirse bien. Se trata de "convertirse en comunión", uno con el otro en Cristo.
  
  Durante esta última semana de Adviento, nos sentimos atraídos a mirar más de cerca a María e Isabel. Ellas llegaron a comprender esta conexión humana-divina, primero dentro de los confines de su entorno familiar, y más tarde mientras vislumbraban la "imagen más grande" de Dios. No necesitaban un político, o el Papa, o un correo electrónico de su sinagoga local (léase Iglesia) para explicar lo que debían hacer. Abrieron sus corazones en amor a Dios y al prójimo. Mucho antes de que Jesús lavara los pies de sus discípulos y compartiera su última cena, María e Isabel, en su "visita", captaron lo que Jesús anhelaba que comprendiéramos en su entrega de sí mismo como alimento para el camino del día.
  
  En este tiempo de Corona, tal vez Jesucristo nos esta invitando a una experiencia y apreciación más profundas de serEucaristía y "convertirnos en comunión" en un mundo fracturado.
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  December 14, 2020
  
  By: Mark Dreves
  Today is the feast day of one of my favorite saints, St. John of the Cross. There was always something about his writings that appealed to me in seminary. He seemed to “understand” me. His writings are timeless. The one that was so important for me was The Dark Night of the Soul. Even the title spoke to me. If you haven’t read it or any of St. John of the Cross’s writings, I encourage you to do so. Allow his words to be a salve for your soul today.
  
  In seminary, as in life, there are many a dark night of the soul: confusion, fear, am I doing God’s will, etc. The way through is knowing that we aren’t alone in the dark night. Maybe we find ourselves spiritually dry, spiritually lost, spiritually tired. Perhaps COVID has drained us, made us tired of the struggle, tired of the isolation, pained that life has taken on new realties, wishing that things could “go back to normal,” or even grieving the loss of family or friends who have died. In the Dark Night of the Soul, even God may seem like nothing but an empty idea.
  
  Wherever we are now, in the Dark Night of the Soul, St. john recognizes that in the midst of the darkness, the past is the past. Leave it there. Press forward. Maybe “going back to how things were” is a step backward spiritually. Hopefully, we have grown. Leaving the past in the past, doesn’t mean forgetting—forgetting the struggle, maybe saying goodbye to a loved one. Leaving the past is learning from it to journey towards growth. Isn’t true virtue believing and living in doubt and uncertainty?
  
  St. John’s understanding of how we grow through the Dark Night of the Soul echoes in the act of receiving the Eucharist. We don’t have to be present at the Eucharist to remember the gestures of receiving Eucharist: We are asked to bring our whole selves, including all our fears, doubts, and shadows—our dark nights—forward. We hold out our empty hands to receive Jesus; with our “amen,” in faith and trust we acknowledge that Christ is present in our world, in our life, and in our hands. We receive Him in joy. God has not abandoned the love of His life, us!
  
  Resources: Dark Night of the Soul by John of the Cross
  https://www.poetseers.org/spiritual-and-devotional-poets/christian/the-works-of-st-john-of-the-cross/dark-night-of-the-soul/
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  14 de diciembre de 2020
  
  Por: Marcos Dreves
  Hoy es el día de uno de mis santos favoritos, San Juan de la Cruz. Siempre había algo en sus escritos que me atraían durante mi estancia en el seminario. El parecía “entenderme”. Sus escritos son atemporales y el que ha sido más importante para mí es La Noche Oscura del Alma. Hasta el título me llamaba. Si no lo has leído ni ninguno de los escritos de San Juan de la Cruz, te invito a hacerlo. Deja que sus palabras sean una salve para tu alma hoy.
  
  En el seminario, como en la vida, hay muchas noches oscuras del alma tales como, confusión, miedo, la incertidumbre si estoy haciendo la voluntad de Dios o la mía, etc. El camino a través de la noche oscura es saber que no estamos solos. Tal vez nos encontremos espiritualmente secos, espiritualmente perdidos, espiritualmente cansados. Quizás COVID nos ha agotado, nos ha cansado de la lucha, nos ha cansado del aislamiento, nos ha dolido que la vida haya adquirido nuevas realidades, deseando que las cosas puedan "volver a la normalidad", o incluso lamentando la pérdida de familiares o amigos que han muerto. En la Noche Oscura del Alma, incluso Dios puede parecer nada más que una idea vacía.
  
  Dondequiera que estemos ahora, en la Noche Oscura del Alma, San Juan reconoce que, en medio de la oscuridad, el pasado es el pasado. Déjalo ahí. Vaya hacia adelante. Tal vez "volver a cómo eran las cosas" es tomar un paso atrás espiritualmente. Con suerte, hemos crecido. Dejar el pasado en el pasado, no significa olvidar: olvidar la lucha, tal vez como despedirse de un ser querido. Dejar el pasado es aprender de él para caminar hacia el crecimiento. ¿No es la verdadera virtud creer y vivir en la duda y la incertidumbre?
  
  La comprensión de San Juan sobre el crecimiento espiritual del alma a través de la Noche Oscura del Alma resuena en el acto de recibir la Eucaristía. No tenemos que estar presentes en la Eucaristía para recordar los gestos de recibir la Eucaristía: Se nos pide que llevemos todo nuestro ser, incluso todos nuestros miedos, dudas y sombras —nuestras noches oscuras— hacia adelante con nuestras manos vacías para recibir a Jesús nuestro "amén"; con fe y confianza reconocemos que Cristo está presente en nuestro mundo, en nuestra vida y en nuestras manos. Lo recibimos con gozo. ¡Dios no ha abandonado el amor de Su vida, nosotros!
  
  Aquí puede leer el poema, Noche Oscura del Alma: Noche Oscura – San Juan de la Cruz (or http://www.sanjuandelacruz.com/noche-oscura/)
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  December 7, 2020
  
  By: Anna Huth
  
  I retired July 2nd. I had heard the laugh-line, “Yeah, get ready, you get busier during retirement!” I had planned to polish off some final tasks and spend August in a self-directed “mini-sabbatical” to strengthen physically, mentally and spiritually before settling into a new norm as a retiree.
  
  But unforeseen needs of others kept popping up, and I was happy I had the time and ability to help. Difficulties friends were going through, especially due to COVID, drew my heart, my prayers and my time. That mini-sabbatical got put off into September and by the end of September, my imagination said “Well, at least begin pieces of the mini-sabbatical idea in October.”
  
  Another voice was rising within me during those months, coming from pain: “God, do you need me anymore? Will you need me anymore?” I realized it sprang from retirement. It sprang from COVID isolation as well; I couldn’t be with people.
  
  “Go! You are sent forth!” That closing line of every eucharist bumped up against my pained question, increasing my inner pain. Furthermore, it seemed so ironic in the midst of COVID; we can’t GO anywhere!
  
  “Go! You are sent forth!” This isn’t just a closing line; it’s a culmination of everything that flows from Eucharist. It is the Gospel call, the true offering, the requirement of consecration and communion, the fulfillment of thanks. What does it mean when I can’t fulfill this mandate, this action toward which the whole liturgy flows?
  
  “Go! You are sent forth!” We’re in a cloud of serious disorientation wrought by COVID, economic uncertainty, our country’s infighting, and personal realities (in my case, a major life change). Some are suffering greatly, on the brink of defeat or death. When so much is disorienting and threatening, how do you respond to “Go! You are sent forth!”?
  
  More scrambling. Still tasks on my to-do list. A phone call comes in; yes, I’ll take you to the doctor tomorrow. A friend is struggling; yes, I’ll listen…
  
  Wait a minute… Could this be “Go! You are sent forth!”? Tiny acts do take the next step, even in a time of serious disorientation and threat. People are still there, and I can still relate with them and invite them to relate with me. We can still build “we”, not in the same ways, but in ways of Eucharist. Even being so alone, we can still be with our God, can still worship, can still be grateful for grace, can still dedicate, can still enter into spiritual communion. May we also be able to hear anew “Go! You are sent forth!”
  
  Suggestions for reflection:
  
  Read https://www.usccb.org/prayer-and-worship/the-mass/order-of-mass
  
  For meditation: Jer. 29:11-14a
  
  Journal for a week: “Steps I took today”
  
  Talk with a faith friend about what “Go! You are sent forth!” used to mean to you, and what it means to you now.
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  7 de diciembre de 2020
  
  Por: Anna Huth
  
  Me jubilé el 2 de julio. Algunas personas bromeaban y me decían, ¡prepárate, estarás más ocupada durante la jubilación!" Había planeado terminar algunas tareas para tomar el mes de agosto como un mes "mini-sabático" para fortalecerme física, mental y espiritualmente antes de establecerme como jubilada.
  
  Pero las necesidades imprevistas de mi familia y amigos seguían apareciendo, y yo estaba feliz de tener el tiempo y la capacidad de ayudar. Las dificultades por las que pasaban ellos, especialmente debido a COVID, atrajeron mi corazón, mis oraciones y mi tiempo. Ese mes mini-sabático fue pospuesto para septiembre y para finales de septiembre, mi imaginación dijo: "Bueno, al menos puedo comenzar parte de la idea de un mes mini-sabático en octubre".
  
  Escuche otra voz dentro de mí durante esos meses, con sentimiento de dolor: "Dios, ¿no me necesitas más? ¿Me necesitarás más?" Me di cuenta que esa voz surgió por la jubilación. Surgió, también debido al aislamiento durante el virus ya que no podía unirme físicamente con otros.
  
  "¡Vayan en paz! ¡Somos enviados!" estas palabras que escuchamos al final de cada eucaristía chocan contra mi pregunta, aumentando mi dolor interior. Además, parecía tan irónico en medio de COVID; ¡No podemos ir a ninguna parte!
  
  "¡Vayan en paz! ¡Somos enviados!" Esto no es sólo una frase al final de la misa sin no es la culminación de todo lo que brota de la Eucaristía. Es la llamada evangélica, la verdadera ofrenda, la exigencia de consagración y comunión, el cumplimiento del agradecimiento. ¿Qué significa cuando no puedo cumplir con este mandato, esta acción hacia la cual fluye toda la liturgia?
  
  "¡Vayan en paz! ¡Somos enviados!" Estamos en una nube de grave desorientación causada por COVID, la incertidumbre económica, las luchas internas de nuestro país y las realidades personales (en mi caso, un cambio importante en la vida). Algunos están sufriendo demasiado, al borde de la derrota o la muerte. Cuando tanto es desorientador y amenazante, ¿cómo responder a "Vayan en paz! ¡Somos enviados!
  
  Con mi lista de tareas pendientes, recibí una llamada telefónica; “Sí, yo te puedo llevar al médico mañana. “ Otro amigo está batallando; “Sí, yo te escucho...
  
  ¡Espera un momento... ¿Podría ser esto "¡Vayan en paz! ¡Somos enviados!"? Los actos diminutos que me ayudan a tomar el siguiente paso, incluso en un momento de grave desorientación y amenaza. La gente sigue ahí, y todavía puedo relacionarme con ellos e invitarlos a relacionarse conmigo.
  
  En medio de Covid, podemos construir la comunidad de "nosotros", no de la misma manera, sino en formas de Eucaristía. Incluso estando tan solos, todavía podemos estar con nuestro Dios, todavía podemos adorarlo, todavía podemos estar agradecidos por la gracia, todavía podemos dedicar, todavía podemos recibir la comunión espiritual.
  
  Incluso estando tan solos, todavía podemos estar con nuestro Dios, todavía podemos adorar, todavía podemos estar agradecidos por la gracia, todavía podemos dedicar, todavía podemos entrar en la comunión espiritual. Espero que podamos escuchar de nuevo "¡Vayan en paz! ¡Somos enviados!"
  
  Sugerencias para la reflexión:
  
  Lea https://www.usccb.org/es/prayer-and-worship/the-mass/order-of-mass
  
  Para la meditación: Jeremías 29:11-14a
  
  Compartir con un amigo/amiga acerca de lo que significa esta frase "¡Vayan en paz! ¡Somos enviados! para ustedes hoy en día.
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  November 30, 2020
  
  By: Brother Loughlan Sofield, S.T.
  
  St. Pope John Paul II clarified our understanding of the Eucharist when he stated that the Eucharist is not only to be received, it is to be lived. His successor, Pope Benedict XVI added that any Eucharist that does not lead to acts of love is a “fragmented Eucharist.” I once asked Fr. Regis Duffy, an outstanding sacramental theologian how to evaluate a liturgy. His response was immediate. He said when the priest or deacon says, “Go the Mass is ended” where do you go and what do you do? Have you been transformed by the Eucharist to become a disciple of compassion and love? If not, you have missed the true meaning of the Eucharist.
  
  The most profound and utterance I ever heard on the Eucharist was given by Cardinal Tomas O’Fiaich, Primate of All Ireland, at the Synod on the Laity. It was probably the shortest, most memorable intervention ever given at a Synod:
  
  Paddy O’Shea was a man who went to Church.
  He never missed a Sunday.
  But when he died, he went to hell
  For what he did on Monday.
  
  Is the message clear? How are you LIVING the Eucharist?
  ow
  To read more on Eucharist and social justice: Eucharist, Body of Christ Broken for the World (see link below)
  
  https://www.usccb.org/about/justice-peace-and-human-development/upload/eucharist-social-mission.pdf
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  30 de noviembre de 2020
  
  Por: Hermano Loughlan Sofield, S.T.
  
  El Papa San Juan Pablo II aclaró nuestra comprensión de la Eucaristía cuando declaró que la Eucaristía no es sólo para ser recibida, sino debe ser vivida. Su sucesor, el Papa Benedicto XVI añadió que cualquier Eucaristía que no conduce actos de amor es una "Eucaristía fragmentada". Una vez le pregunté al P. Regis Duffy, un teólogo excepcional en el tema de los sacramentos, cómo se evalúa una liturgia. Su respuesta fue inmediata y dijo que cuando el sacerdote o diácono dicen: "Vallan en paz, la misa ha terminado" ¿a dónde vas y qué haces? ¿Te ha transformado la Eucaristía para convertirte en un discípulo de compasión y amor? Si no, no conoces el verdadero significado de la Eucaristía.
  
  La declaración más profunda que he escuchado sobre el significado de la Eucaristía fue dada por el cardenal Tomas O'Fiáich, Primado de Irlanda, en el Sínodo sobre los laicos. Probablemente ha sido la intervención más corta y memorable jamás dada en un sínodo:
  
  Patricio O'Shea era un hombre que iba a la iglesia.
  Nunca se perdió un domingo.
  Pero cuando murió, se fue al infierno.
  Por lo que hizo el lunes.
  
  ¿Está claro el mensaje? ¿Cómo estás viviendo la Eucaristía?
  
  Mas sobre la Eucaristía y la justicia social: https://www.usccb.org/about/justice-peace-and-human-development/upload/Eucharist-and-Social-Mission-Spanish.pdf
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  November 23, 2020
  
  By: Father Alfredo Basualdo
  
  Divine Providence would have me present my reflection today! I say this because Sunday, Nov. 23 is the feast of Our Lady of the Consolation of Sumampa which is celebrated in Santiago del Estero, where I come from. During the novena leading up to this day and especially on the actual feast day, Sumampa, a remote and rugged place, becomes the center where the people renew their covenant of faith and love with their Heavenly Father. The image of the Virgin shows the maternal tenderness that Mary has not only with her Son Jesus but also with us, her sons and daughters.
  
  This year everything is different, the province is in quarantine and the curfew applies. Gatherings of more than 10 people are prohibited, including religious celebrations. To make matters worse, the economic situation, very precarious in Argentina, has been exacerbated by Covid-19.
  
  Faced with this unprecedented situation, how do the devotees of Our Lady of Consolation of Sumampa react? What can we learn from the simplicity of a people who live their faith through popular religiosity or as called by the Aparecida document “popular spirituality” (263)?
  
  The first thing we notice is that the religious question is not a problem. They simply say: “This year we cannot go to visit ‘la Virgencita’ [our dear Virgin]”. So instead, they turn their attention to the small spaces of prayer that they have in their home. Some have learned during this time to pray online, but they are not worried if they don’t have an online connection. They pray like they did in the old days.
  
  The second focus of their attention is on their family, friends, and neighbors. Here the question is simple: "Who needs help?" And they will be willing to share what little they have, to accompany those who feel dejected and alone, to give a hand to those in need.
  
  The poor see no opposition between prayer and solidarity, between sacraments and charity. They pass from one to the other naturally. This is so because popular spirituality is “a personal encounter with the Lord, which integrates fully the corporeal, the sensate, the symbolic, and the more concrete needs of the people". (DA 263). It is a true supernatural wisdom since it does not depend on studies or intellectual capacity; it is the wisdom of love. The humblest knows that there is a time for each activity (Ecclesiastes 3, 1-8).
  
  Today the liturgy offers us a reflection, where Jesus, seeing that people were leaving their donations for the temple, looked not at the amounts but at the attitudes. Jesus lifts as an example a poor widow who went unnoticed by the rest (Lk 21, 1-4). Perhaps we may need to learn how to see through the eyes of Jesus.
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  23 de noviembre de 2020
  
  Por: Padre Alfredo Basualdo
  
  La Divina Providencia ha querido que justo hoy me toque presentar mi reflexión. Digo esto porque hoy se celebra en Santiago del Estero, lugar de donde provengo, la fiesta de Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa. Sumampa, un lugar alejado y agreste, se convierte durante la novena y especialmente en este día en un centro donde el pueblo renueva su alianza de fe y amor con su Padre Celestial. La imagen de la Virgen muestra la ternura maternal que María tiene no sólo con su Hijo Jesús sino también con nosotros, sus hijos e hijas.
  
  Este año todo es distinto: la provincia está en cuarentena y rige el toque de queda. Están prohibidas las reuniones de más de 10 personas incluyendo las celebraciones religiosas. Para colmo la situación económica, muy precaria en Argentina, se ha visto agudizada por el covid-19.
  
  ¿Ante esta situación inédita cómo reaccionan los devotos de Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa? ¿Qué podemos aprender de la gente sencilla que vive su fe a través de la religiosidad popular o también llamada por el Documento de Aparecida “espiritualidad popular” (DA 263)?
  
  Lo primero que notamos es que la cuestión religiosa no es un problema. Simplemente dicen: “este año no podemos ir a visitar a la Virgencita”. Vuelven su atención a los pequeños lugares de oración que tienen en su casa. Algunos aprendieron durante este tiempo a rezar por el Internet, pero no se preocupan si no tienen conexión. Rezan como lo hacían antes.
  
  El segundo foco de su atención son sus familiares, amigos y vecinos. Aquí la pregunta es simple: “¿Quién necesita ayuda?” Y estarán dispuestos a compartir lo poco que tienen, a acompañar a quien se siente abatido y sólo, a dar una mano al que necesita.
  
  Los pobres no ven oposición entre oración y solidaridad, entre sacramentos y caridad. Pasan de uno al otro con naturalidad. Es que la espiritualidad popular “siendo un encuentro personal con el Señor, integra mucho lo corpóreo, lo sensible, lo simbólico, y las necesidades más concretas de las personas” (DA 263). Se trata de una verdadera sabiduría sobrenatural pues no depende de los estudios o la capacidad intelectual; es la sabiduría del amor. Los más humildes saben que hay un tiempo para cada actividad (Qohelet 3, 1-8).
  
  Hoy la liturgia nos propone para la reflexión el texto en el que Jesús viendo que la gente dejaba donaciones para el templo se fijó no en las cantidades sino en las actitudes. Esto lo llevó a poner como ejemplo una pobre viuda que para el resto pasaba desapercibida (L 21:1-4). Tal vez tengamos que aprender a ver con los ojos de Jesús.
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  November 16, 2020
  
  By: Friar Martin Iott, OP
  A Memorable Homily
  
  “Amen, I say to you, whatever you did for one of these least brothers of mine, you did for me” Mt. 25:40.
  
  In the early years of my priesthood I heard a homily on the Feast of Christ the King which touched me deeply and which I’ve never forgotten. As it is this year, the Gospel was from chapter 25 of Matthew’s Gospel, the parable of the last judgement, Jesus’ final parable in Matthew’s Gospel before he goes to his passion and death.
  
  The preacher put it this way:
  
  Jesus proclaimed, “I was hungry and you gave me to eat…thirsty and you gave me to drink” – we responded, “God helps those who help themselves.”
  
  “…a stranger and you welcomed me,” – we responded, “Charity begins at home.”
  
  “…naked and you clothed me.” – we responded, “My grandparents pulled themselves up by their bootstraps with little help from anyone.”
  
  “ill and you cared for me,” – we responded, “Snap out of it and pull yourself together”
  
  “in prison and you visited me,”– we responded, “You got yourself into this mess you can find a way to get yourself out.”
  
  When we block the wisdom of God with our own petty jealousies, our stubborn refusal to change, our fear of the future and loss of power or prestige, hanging on to a false idea of freedom and independence, we inherit the kingdom we make for ourselves, a kingdom:
  
  Full bellies and vacuous hearts
  
  --Beautiful homes and broken spirits
  
  Drug induced and sexual ecstasies with emotional starvation
  
  Economic security and crippling fear
  
  Material prosperity and death from heart attacks, pollution and suicide.
  
  It is one thing to humbly acknowledge of our inability to love as we should but another to block such humility with a wisdom that is not wise and is geared to protect our need for self-justification, not God’s expansive desire.
  
  In the preface for the Mass for the Solemnity of Christ the King we give God praise and thanks for anointing his Only Begotten Son “as eternal priest and king of all creation,” that he might present to the Father, “an eternal and universal kingdom, a kingdom of truth and life, a kingdom of holiness and grace, a kingdom of justice, love and peace.”
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  16 de noviembre de 2020
  
  Por: Fraile Martin Iott, OP
  
  Un memorable Homilía
  
  "Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’." San Mateo, 25:40
  
  En los primeros años de mi sacerdocio escuché una homilía en el día de la fiesta de Cristo Rey que me conmovió profundamente y nunca he olvidado. Como sucede este año, el Evangelio era del capítulo 25 del Evangelio de Mateo, la parábola del último juicio, la parábola final de Jesús en el Evangelio de Mateo antes de ir a su pasión y muerte.
  
  El predicador hablo de esta manera:
  Jesús proclamó: "estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber,” – nosotros respondimos: "Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos".
  
  "... era forastero y me hospedaron,” – nosotros respondimos: "La caridad comienza en casa".
  
  "... estuve desnudo y me vistieron.” – nosotros respondimos: "Mis abuelos pudieron levantarse sin ayuda de nadie".
  
  "Enfermo y cuidaron por mí,” – nosotros respondimos, "Ya levántate de la cama”
  
  “…encarcelado y fueron a verme” – respondimos, “ tu solo te mentiste el este lío, pues tu solo encuentra la salida.”
  
  Cuando bloqueamos la sabiduría de Dios con nuestros propios celos, nuestra obstinada resistencia a cambiar, nuestro miedo al futuro y a la pérdida de poder o prestigio, nos aferramos a una falsa idea de libertad e independencia. Aunque heredamos el Reino de Dios, hemos creado un reino, un reino de:
  
  Panza llena y el corazón vacuo,
  
  Hermosas casas y espíritus rotos,
  
  Éxtasis sexuales inducidos por drogas, aunque con el hambre de intimidad real,
  
  La seguridad económica y el miedo para perderlo,
  
  Prosperidad material y muerte por infartos, contaminación y suicidio.
  
  Una cosa es reconocer humildemente nuestra incapacidad para amar como deberíamos, pero otra es bloquear tal humildad con una sabiduría que no es prudente y que se orienta a proteger nuestra necesidad de auto-justificación, en lugar del deseo expansivo de Dios.
  
  En el prefacio de la Misa de la solemnidad de Cristo Rey alabamos a Dios y agradecemos por la unción de su único Hijo - "como sacerdote eterno y rey de toda la creación", quien le presenta al Padre, "un reino eterno y universal, un reino de verdad y vida, un reino de santidad y gracia, un reino de justicia, amor y paz."
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  November 9, 2020
  
  By:   Anna Huth
  
  At this moment, I am saying good-bye to a dying friend; I’ll never hug her again, but I pray God hugs her now to help her death be a little easier. I pray Christ draws her into the fullness of Christ’s Kingdom, into the ending of one phase of her being and the advent of her everlasting phase of unending, unbridled Presence. And I pray a special blessing for all of us who will sorely miss my friend – a blessing that helps us with the ache-loaded, loss-loaded, love-loaded, hope-loaded ending-and-beginning we face as she dies.
  
  In the midst of all that’s happening, I reach more hungrily for the Gospel mysteries that permeate this liturgical time. Even when we can’t physically gather because of Corona, we find our ways to come to Eucharist. Whether via internet, outdoor service, parking lot setting or even the silent solo soul-presence of private prayer with the day’s Eucharistic readings and rite, we come. We come laden with our realities, hoping to hear and soak in a message of love that overwhelms our limitations. We want to enter, with others, into a prolonged act of giving thanks that takes who we are and graces us with who we’re called to be. We want to enter sacred mystery.
  
  Eucharistic rite and ritual do more than help a crowd let itself be organized for worship; they have an ability to serve as a platform strong enough for God and us jointly to bring together God’s deep mysteries and our own current realities, like my friend’s death. During Corona time, even when we do not physically gather for Eucharist, we can still experience that strong platform and let it lead us to grace.
  
  A broader-level experience of these graces occurs over our liturgical year. We’re all going through a lot right now and our liturgical year can help us bear that. Through decades of repeating the cycle of a liturgical year, we attain a familiarity that supports us as we plunge again into the Gospel mysteries raised up over a year’s time. At this moment we are approaching the end of one liturgical year and the beginning of another, and the liturgical readings reflect this. Upcoming Sundays include the World Day of the Poor (Nov. 15^th), the Feast of Christ the King (Nov. 22^nd), and the first Sunday of Advent (Nov.29^th).
  
  We observe these Sundays during a time of spiking numbers of Corona cases, struggles with the effects of long-term isolation even as family-oriented holidays are at hand, and the aftermath of a contentious election. And, as I say goodbye to my friend, with both the power and the peace of the Spirit, Eucharist helps me lean into my faith questions: How do these current realities feed my sense of God's reign and Christ's kingship? How does God's reign and Christ's kingship feed my sendse of these current realityies? And how, with God's grace, can I tend my sesnse of ending now, as well as my rather limp sense of beginning?
  
  Suggestions for further reflection:
  
  For meditation: Revelation 21:1-6
  
  Plan your personal time with God to welcome in a new liturgical year. If you’d like, share an idea or two about this on Congar Institute’s FaceBook page.
  
  Read Pope Francis’ encyclical Fratelli Tutti in light of the Feast of Christ the King and a new liturgical year https://www.vatican.va/content/francesco/en/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html
  
  https://www.usccb.org/committees/religious-liberty/proclaiming-christs-kingship
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  9 de noviembre de 2020
  
  Por: Anna Huth
  
  En estos días me estoy despidiendo de una amiga que está muy cerca de la muerte. Nunca la abrazaré de nuevo, pero le ruego Dios que la abrace ahora para que su muerte sea un poco más fácil. Ruego que Cristo la llame a la plenitud del Reino de Cristo donde podrá descansar en la Presencia eterna. Ruego a Dios por una bendición especial para todos nosotros que extrañaremos a mi amiga, una bendición que nos ayude con nuestro dolor tan profundo y que nos llene de la esperanza y amor de Dios al enfrentar la muerte de nuestra amiga.
  
  En medio de todo lo que está sucediendo, busco con hambre los misterios evangélicos que impregnan este tiempo litúrgico. Incluso cuando no podemos reunirnos físicamente a causa del virus Corona, encontramos nuestra manera de celebrar la Eucaristía (acción de gracias). Ya sea a través del Internet, una misa al aire libre o en silencio, en oración privada con las lecturas eucarísticas del día, así celebramos la Eucaristía. Venimos cargados de nuestras realidades, con la esperanza de escuchar y permanecer en un mensaje de amor que vence a nuestras limitaciones. Queremos, con los demás, entrar en un acto prolongado de dar gracias y recibir de Dios la gracia que nos lleva más allá de lo que somos a lo que estamos llamados a ser. Queremos entrar en el misterio sagrado.
  
  El rito eucarístico y el ritual no solo ayuda a una multitud a organizarse para el culto si no tienen la capacidad de servir como plataforma lo suficientemente fuerte para que Dios y nosotros nos reunamos en lo profundo del misterio de Dios con nuestra realidad, así como lo es la muerte de mi amiga. Durante el tiempo del virus, aun cuando no nos reunimos físicamente para la Eucaristía, todavía podemos experimentar esa plataforma y dejar que nos lleve a la gracia.
  
  Una experiencia más amplia de esta gracia se produce a lo largo de nuestro año litúrgico. En este tiempo del virus cuando todos estamos sufriendo la crisis mundial, nuestro año litúrgico es un recurso de apoyo. A través de repetir por décadas el ciclo de un año litúrgico, alcanzamos una familiaridad que nos sostiene al sumergirnos de nuevo en los misterios evangélicos a lo largo de un año. En este momento nos acercamos al final de un año litúrgico y al comienzo de otro, y las lecturas litúrgicas lo reflejan. Los próximos domingos incluyen la Jornada Mundial de los Pobres (15 de noviembre), la fiesta de Cristo Rey (22 de noviembre) y el primer domingo de Adviento (29 de noviembre).
  
  Observamos estos domingos mientras hay un aumento de los casos del virus Corona, en enfermedades producidas por el aislamiento a largo plazo, y las secuelas de una elección contenciosa. Al despedirme de mi amiga, tanto con el poder como con la paz del Espíritu, la Eucaristía me ayuda a apoyarme en mis preguntas de fe: ¿Cómo estas realidades fortalecen mi sentido del reino de Dios y de la realeza de Cristo? ¿Cómo conocer del reino de Dios y de la realeza de Cristo me da sentido al enfrentar estas realidades?
  
  Sugerencias para una reflexión más profunda:
  
  Meditar sobre Apocalipsis 21: 1-6
  
  Planifica tu tiempo personal con Dios para acoger en un nuevo año litúrgico. Si lo desea, comparta una o dos ideas sobre esto en la página Facebook del Instituto Congar.
  
  Leer la encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco a la luz de la fiesta de Cristo Rey y un nuevo año litúrgico https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html
  
  https://www.usccb.org/es/node/25726/proclamacion-del-reinado-de-cristo
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  November 2, 2020
  
  By: Anna Alicia Chavez
  
  All Saints, All Souls…We are One
  
  One day my brother’s two hamsters escaped from their cage. We all joined in the search for the missing hamsters. After the day had passed and my brother’s distress grew, my mom advised us to pray to San Martin de Porres asking him to help find the hamsters. It seemed my mother had a saint for every occasion! So, we went out to buy a candle and placed it along with my mother’s statue of San Martin next to the cage. We prayed and begged San Martin to bring the hamsters home. The very next day, my brother and sister found the hamsters in my mother’s garden and by the next morning mama hamster had given birth to 16 baby hamsters. We were sure we were witnessing a miracle! My mother, on the other hand, was very displeased. It turns out she had released those little creatures to the outdoors because they were too messy, smelly, and too fertile, always having babies. She had hoped never to see them again and now it seemed that San Martin had gotten the last laugh!
  
  For All Souls Day, my mother would set up the altarcito (home altar) with statues of the saints, photos of deceased family and friends, flowers, and candles. It was a time to go to the cemetery to visit with our dearly departed relatives and share stories and favorite foods that evoked our memories of our loved ones. For my mother there is no disconnect between our earthly and heavenly family. We were all together, One! We are all relatives!
  
  All Saints and All Souls feast days are very interconnected for me. The celebrations attached to these days are at the center of my home, the domestic church where I was enculturated into the Catholic faith tradition. In this domestic church my mother, who was priestess, spiritual leader, and catechist lived her day to day life in communion with the saints. Now she is 94 and has advanced dementia. Yet, she still lives her days in communion with the saints as well as with all those who have gone before us. As my mother’s daughter, I know that she would have identified a patron saint of illness, of pandemics, and of crisis to whom she would advise us to commend this time for their intercessory prayer.
  
  How difficult it has been to adjust to life in the time of Corona! We have lost so many lives in such a short time and our grieving is deeply and widely felt in our own being as well as in our human global family. And yet even amid such difficulties and death, we have been given a vision of hope—that we are not alone, that we live amid one family, one Body comprised of saints, holy people, heavenly and earthly people, a family that includes the Communion of Saints with all our dearly departed friends and family.
  
  Today, on this feast day of All Souls it is most fitting for us to offer eucharist (thanksgiving) for all our brothers and sisters who have lost their earthly lives to the global pandemic. In communion with the saints let us pause this day in honor and celebration for each life sacrificed amid the coronavirus, the raging fires, the hurricanes, and earth quakes and all other calamities and illnesses that have plagued our human family this year.
  
  May we set our eyes firmly and single-eyed on Jesus Christ and learn from all those holy women and men now united with the Communion of Saints how to live the life of Christ in these moments of great suffering and unrest; how to bear witness to God’s love and mercy in this time of global crisis. May we find strength and joy in the stories of our family, our friends, and the saints to endure and grow even in the midst of this pandemic.
  
  Here is little info and a prayer for All Soul’s Day: crs.org
  
  For All Saints' Day-- Pope Francis on All Saints' Day.
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  2 de noviembre de 2020
  
  Por: Anna Alicia Chavez
  
  Todos los Santos, todos los Fieles Difuntos…todos unidos, una sola familia
  
  Un día, los dos hámsteres de mi hermano escaparon de su jaula. Todos nos unimos en la búsqueda de los hámsteres desaparecidos. Se nos pasó el día sin encontrar los hámsteres y la angustia de mi hermano crecía. Mi mamá nos aconsejó orar a San Martín de Porres pidiéndole que nos ayudara a encontrarlos. ¡Mi madre tenía un santo para cada ocasión! Así que salimos a comprar una vela y la colocamos junto a la estatua de San Martín. Oramos y le rogamos a San Martín que nos trajera a los hámsteres de regreso a casa. Al día siguiente, mi hermano y mi hermana encontraron a los hámsteres en el jardín de mi madre. La mañana siguiente mamá hámster había dado a luz a 16 hámsteres bebés. ¡Todos presenciamos ese milagro! Mi madre, por otro lado, estaba muy disgustada con el santito. Pues resulta que ella misma había dejado ir a esas pequeñas criaturas porque eran muy apestosas y demasiado fértiles, siempre teniendo bebés. ¡Ella esperaba no volver a verlos y ahora San Martín, quien tuvo la última palabra, se reía de esto!
  
  En el Día de Los Muertos, mi madre preparaba el altarcito con estatuas de los santos, fotos de familiares y amigos fallecidos, flores y velas. Era el momento de ir al cementerio para visitar a nuestros queridos parientes difuntos y compartir cuentos y comidas favoritas que nos recordaban de ellos. Para mi madre no existe una desconexión entre nuestra familia terrenal y celestial. ¡Todos formamos, uno! ¡Todos somos familia!
  
  La fiesta de todos los Santos, así como el Día de los Muertos están muy conectadas para mí, las celebraciones de estos días son el centro mi hogar desde mi niñez, esta es la iglesia doméstica donde aprendí mi fe católica y recibí mi formación en la espiritualidad Hispana. En esta iglesia doméstica mi madre, que era sacerdotisa, líder espiritual y catequista, vivía su vida cotidiana en comunión con los santos. Ahora mi mami tiene 94 años y vive con demencia avanzada. Sin embargo, todavía vive sus días en comunión con los santos, así como con todos sus queridos difuntos. Como su hija, sé que ella habría identificado algún santo patrón/a para enfermedad, para las pandemias y para los tiempos de crisis, ella nos aconsejaría encomendáramos a estos Santos en oración.
  
  ¡Qué difícil ha sido adaptarnos a la vida en la época del Corona virus! Hemos perdido tantas vidas en tan poco tiempo que nuestro duelo se siente profundo tanto en nuestro propio ser como en nuestra familia global, en toda la humanidad. Sin embargo, aun en medio de tales dificultades y la muerte, tenemos el privilegio de tener una visión de esperanza: no estamos solos, somos una sola familia, somos un mismo Cuerpo compuesto por santos, personas en el cielo y en la tierra. Somos una familia que incluye la Comunión de los Santos y todos nuestros queridos amigos y familiares difuntos.
  
  Hoy, en este día de fiesta de todas las almas, es justo ofrece eucaristía (acción de gracias) por todos nuestros hermanos y hermanas que han perdido su vida terrenal a causa de la pandemia mundial. En comunión con los santos hagamos una pausa este día en honor y celebración por cada vida sacrificada en medio del coronavirus, los fuegos furiosos, los huracanes y los terremotos y todas las demás calamidades que han plagado a nuestra familia humana este año.
  
  Que Dios nos de la gracia para fijar firmemente nuestra vista en Jesucristo y aprender de todas esas santas mujeres y hombres ahora unidos a la Comunión de los Santos cómo vivir la vida en Cristo en estos momentos de gran sufrimiento y malestar y cómo dar testimonio del amor y la misericordia de Dios en este tiempo de crisis global. Que encontremos fortaleza y gozo en las historias de nuestra familia, de nuestros amigos y de los santos para perdurar y crecer incluso en medio de esta pandemia.
  
  Aquí encuentre oraciónes / información para Dia de Los Santos y Día de Los Muertos.
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  October 26, 2020
  
  By: Anna Huth
  
  The flow of Eucharist has a lot of give-and-take between God and the Church community. Even when COVID keeps our access to Eucharist virtual, the flow of give-and-take between God and us is still there. We use both words and silence to say “I’m sorry”, then hear forgiveness and triumph over sin; to offer praise and thanks and pleas, then hear again God’s fulfillment of promises; to offer our very selves to God, then hear again God’s offering of God’s own self for us and to us; and to let words and silence plunge us into mystery together with God, knowing God receives us and holds us within mystery.
  
  Part of that flow of give-and-take is the Liturgy of the Word when we listen together to God’s Word for us. We listen not only with our ears and mind but also with our heart and soul and spirit – our very core. As we offer to God that level of listening, God is there for us individually, as a Church community and as a human community. COVID and the isolation it causes cannot stop our listening and God’s profound response to our listening. Even when isolation has dragged on over time to the point that we sense we’re becoming somewhat shut down inside by it, and we may even feel like “God’s not getting me past numbness, so why bother?”, the flow of give-and-take is still there, we offering time to hear words proclaimed and God working with the shred of listening we can offer.
  
  Yes, even in the midst of COVID, its threats, its morphing of our life and its isolation factor, we let Word change us and we become one with Word and with each other once again.
  
  Suggestions for further reflection:
  
  Meditate on Psalm 103:1-5 and/or John 1:1-5.
  
  Take time to write in your journal two or three highlights from your life, when you have heard God powerfully through proclamation of the Word.
  
  Consider sharing on Congar Institute’s Facebook site one suggestion you’ve found helpful for listening to God’s Word in this Time of Corona.
  
  As is possible for your parish’s Director of RCIA to talk with you for a few minutes, ask for a story or two of how they’ve seen the Word impact Catechumens.
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  26 de octubre de 2020
  
  Por: Anna Huth
  
  El flujo de la Eucaristía es un proceso de dar y tomar entre Dios y el pueblo de Dios. Incluso aunque con la pandemia nuestro acceso a la Eucaristía nos mantiene socialmente distanciados de la Eucaristía, el flujo de dar y tomar entre Dios y nosotros sigue. Usamos tanto palabras como el silencio para decir "lo siento", luego escuchamos el perdón y triunfamos sobre el pecado para ofrecer alabanza, gracias y súplicas, y luego escuchar de nuevo el cumplimiento de la promesa de Dios a su pueblo. Ofrecemos nuestro propio a Dios, y luego escuchamos de nuevo la ofrenda de Dios mismo a nosotros y por nosotros. Dejamos que las palabras y el silencio nos sumerjan en misterio junto con Dios, sabiendo que Dios nos recibe y nos mantiene dentro del misterio.
  
  Parte de ese flujo de dar y tomar es la liturgia de la Palabra cuando escuchamos juntos la Palabra de Dios para nosotros. Escuchamos no sólo con nuestros oídos y mente, sino con todo nuestro ser, corazón, alma y espíritu. Al ofrecer a Dios ese nivel de escucha, Dios está allí para nosotros individualmente, como comunidad de la Iglesia y como comunidad humana. COVID y el aislamiento que causa no puede detener nuestra escucha y la respuesta profunda de Dios a nuestra escucha. Incluso aunque el aislamiento se ha prolongado y nos sentimos cerrados emocionalmente, tal vez sintiendo como, "Dios no me está llevando más allá del entumecimiento, así que ¿por qué intentar?", el flujo de dar y tomar sigue ahí, nosotros ofreciendo tiempo para escuchar la palabra de Dios proclamada y Dios trabajando con el simple acto de escucha que podemos ofrecer.
  
  Sí, incluso en medio de COVID, sus amenazas, su transformación de nuestra vida y su factor de aislamiento, dejamos que la Palabra de Dios nos cambie y nos haga uno con la Palabra y con los demás una vez más.
  
  Sugerencias para una reflexión más profunda:
  
  Meditación sobre Salmos 103:1-5 y/o Juan 1:1-5.
  
  Escriba en su diario dos o tres aspectos destacados de su vida, cuando haya escuchado a Dios poderosamente a través de la proclamación de la Palabra.
  
  Considera compartir en el sitio de Facebook del Instituto Congar una sugerencia que hayas encontrado útil para escuchar la Palabra de Dios en este Tiempo de Corona.
  
  Si es posible hable con la persona encargada del proceso de RICA en su parroquia para ver cómo han visto la Palabra impactar a los Catecúmenos.
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  October 19, 2020
  
  By: Father Dominic DeMaio, OP
  
  “…I have called you friends, because I have told you everything I have heard from my Father.” (John 15:15)
  
  During these days of the corona virus we may feel isolated. We feel isolated from our friends, family, work, and school. We feel the pain of separation from loved ones. We feel the pain of separation from the sacraments. It is essential to know that God is with us. God never abandons us. As we reflect on the Eucharist in the time of corona, we can think of all the ways we experience communion each day.
  
  For example, Jesus says: “I have called you friends.” What does a friend do? A friend is someone who supports us and is there for us. Once as a teenager I was upset when my parents got into an argument. I called a friend, and he came to listen to me. He extended comfort to me. Jesus is our friend who comes to us when we call upon him. Prayer is talking to Jesus as if he were present because HE IS present. Prayer is imagining Jesus sitting in front of us as our best friend. We can talk to him about our joys and struggles. I remember another day when I was upset after a meeting at work. There had been a big disagreement at the meeting. I went outside into the garden to calm down. I sat down on a bench and imagined Jesus sitting next to me. I imagined I could lay my head on Jesus’ shoulder. Jesus was there to comfort me.
  
  We can open our eyes to find Jesus at our side. We can also pray to have our eyes opened to find the friends that Jesus sends to us. We are in communion with spiritual friends at this time. The communion of saints is real. I know many people with statues or holy cards of the saints. These are reminders that the saints are with us. We can talk to the saints as our trusted friends. I remember one day I was visiting a retirement home. The elderly residents felt abandoned and were not very responsive. Many of them were Latina women. When the day came to celebrate the feast of Our Lady of Guadalupe it occurred to me to carry around an image of the Virgin of Guadalupe and spend a moment in front of each woman. The response was amazing! The women came alive. They started talking to La Virgen, crying, reaching out to touch the image. They knew that La Virgen was there to comfort them and to be with them. This is an experience of communion! We can talk to the saints this way. When we feel sad we can look at an image or holy card and share about our sorrows with the saints. We can also ask our deceased loved ones to pray for us. I know many widows and widowers who speak to their deceased spouses. Our deceased loved ones are also present to help us.
  
  Lastly, there are our living friends. Let us not forget to send a text message, an email, a card or to make a call to someone. We know the joy of receiving an unexpected call. Let us reach out and offer communion to someone else. Recently my sister decided to text her elderly neighbors to check on how they were doing. She was surprised by how moved they were that she reached out to them. She offered them the gift of communion.
  
  We are not alone. Our friend Jesus offers us communion every day in many different ways. Let us ask Jesus to open our eyes to the friends that he sends us and to help us to reach out to be an unexpected friend to others.
  
  A brief article on the Communion of Saints: https://uscatholic.org/articles/201412/what-is-the-communion-of-saints/
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  19 de octubre de 2020
  
  Por: Padre Dominic DeMaio, OP
  
  “…Los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.” (Juan 15:15)
  
  Durante estos días de la pandemia causada por el coronavirus podemos sentirnos aislados. Nos sentimos aislados de nuestros amigos, familia, trabajo y escuela. Sentimos el dolor de la separación de nuestros seres queridos. Sentimos el dolor de la separación de los sacramentos. Es esencial saber que Dios está con nosotros. Dios nunca nos abandona. Al reflexionar sobre la Eucaristía en el tiempo de corona, podemos pensar en todas las formas en que experimentamos la comunión cada día.
  
  Por ejemplo, Jesús dice: "Los llamo amigos." ¿Qué hace un amigo? Un amigo es alguien que nos apoya y está ahí para nosotros. Una vez cuando era adolescente me molesté cuando mis padres discutían. Llamé a un amigo y vino a escucharme. Me extendió el consuelo. Jesús es nuestro amigo que viene a nosotros cuando lo invocamos. La oración es hablar con Jesús como si estuviera presente porque Está presente. La oración es imaginar a Jesús sentado frente a nosotros como nuestro mejor amigo. Podemos hablar con él sobre nuestras alegrías y luchas. Recuerdo otro día cuando me enoje después en una reunión en el trabajo por un gran desacuerdo que hubo. Salí al jardín para calmarme. Me senté en un banco e imaginé a Jesús sentado a mi lado. Me imaginé que podía poner mi cabeza sobre el hombro de Jesús. Jesús estaba allí para consolarme.
  
  Podemos abrir los ojos para encontrar a Jesús a nuestro lado. También podemos orar para que se nos abran los ojos para encontrarnos con los amigos que Jesús nos envía. Estamos en comunión con los amigos espirituales en este momento. La comunión de los santos es real. Conozco a mucha gente que tienen estatuas o cartas sagradas de los santos. Estos son recordatorios de que los santos están con nosotros. Ellos caminan por la vida con nosotros. Podemos hablar con los santos como nuestros amigos de confianza. Recuerdo que un día estaba visitando una casa de ancianos. Los residentes de edad avanzada se sintieron abandonados y no fueron muy atentos. Muchas de ellas eran mujeres latinas. Cuando llegó el día de celebrar la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe se me ocurrió llevar una imagen de la Virgen de Guadalupe y pasar un momento frente a cada mujer. ¡La respuesta fue increíble! Las mujeres cobraron vida. Empezaron a hablar con La Virgen, llorando, extendiendo la mano para tocar la imagen. Sabían que La Virgen estaba allí para consolarlas y estar con ellas. ¡Esta es una experiencia de comunión! Podemos hablar con los santos de esta manera. Cuando nos sentimos tristes podemos mirar una imagen o a una tarjeta de santos y compartir acerca de nuestras penas con los santos. También podemos pedir a nuestros seres queridos fallecidos que oren por nosotros. Conozco a muchas viudas y viudos que hablan con sus cónyuges fallecidos. Nuestros seres queridos fallecidos también están presentes para ayudarnos.
  
  Por último, están nuestros amigos vivos. No olvidemos enviar un mensaje de texto, un correo electrónico, una tarjeta postal o hacer una llamada a alguien. Ya que conocemos la alegría de recibir una llamada inesperada. Anímense a extender la mano y a ofrecer comunión a otra persona. Recientemente mi hermana decidió enviar un mensaje de texto a sus vecinos mayores de edad para asegurar que estaban bien. Ella se sorprendió por lo conmovido que estaban sus vecinos al recibir el mensaje que ella se preocupada por ellos. Ella les ofreció el don de la comunión.
  
  No estamos solos. Nuestro amigo Jesús nos ofrece la comunión todos los días de muchas maneras diferentes. Le pedimos a Jesús que nos abra los ojos para poder acoger a los amigos que nos envía y que nos ayude a tender la mano para ser un amigo inesperado de los demás.
  
  Para leer más sobre los santos, https://es.catholic.net/op/articulos/5882/cat/13/los-santos-y-nosotros.html
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  October 12, 2020
  
  By: Mark Dreves
- Monday of the Twenty-eighth Week in Ordinary Time
  
  Lk: 11:29-32
  
  While growing up, my older brother was into classic rock. It was typical to wake up early Saturday morning to rock music blaring through the speakers. Most often it was Van Halen, but lots of good music was heard. One song by The Five Man Electrical Band (most recently a hit for the band Tesla) was called, Signs . It goes, “Signs, signs, everywhere there’s signs. Blocking up the scenery, breaking my mind, do this, don’t do that! Can’t you read the sign?”
  
  Signs are everywhere in the world today: stop signs, speed limit signs, open signs, closed signs, seasons changing, red skies at night, sailors delight. We follow those, mostly. Why not follow more important signs? That is the crux of the Gospel for today! Jesus says that only one sign is necessary. What is that sign? It is the sign that it is time to repent and follow Jesus because no other sign will be given.
  
  For most of us before the Pandemic, this sign had become remarkably familiar. It is the sign that is lifted high each mass, Jesus really present in the Eucharist. Yet, perhaps we had come to take it for granted. Some people don’t attend mass: they are too busy, don’t really believe, play golf or replace it with some other passing priority instead. This sign--the real presence of Jesus Christ--is the uniqueness of the Catholic Church.
  
  What other sign is needed? It really is Jesus! Just like believing when someone says that they love us, Jesus says He loves us when He gives us His Body and Blood. In this time of Corona when we may not be able to physically receive the Eucharist, how do we choose to respond to this unique sign of God’s love?
  
  Further Resources :
  
  You may have seen headlines in recent years breathlessly proclaiming that Catholics no longer believe in the Real Presence of Christ in the Eucharist. Here’s a helpful clarification about why those headlines are greatly exaggerated: https://www.americamagazine.org/faith/2019/08/09/explainer-why-eucharist-confusing-many-catholics-and-survey-researchers
  
  Here is an overview of Catholic teaching on the Real Presence of Christ in the Eucharist: https://www.usccb.org/prayer-and-worship/the-mass/order-of-mass/liturgy-of-the-eucharist/the-real-presence-faqs
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  12 de Octubre de 2020
  
  Por: Mark Dreves
- Lunes de la Vigésima Octava Semana del Tiempo Ordinario
  
  Lucas: 11: 29-32
  
  Recuerdo que durante mi infancia a mi hermano mayor le gustaba el rock clásico. Era típico despertarse temprano el sábado por la mañana con música rock a todo volumen. La mayoría de las veces escuchaba al grupo Van Halen, y otras veces a otros grupos. Una canción de The Five Man Electrical Band (recientemente un éxito de la banda Tesla) se llamaba Signs, que significa señales en inglés. La canción dice, "Señales, señales, en todas partes hay señales. Bloqueando el paisaje, rompiendo mi mente, haz esto, ¡no hagas aquello! ¿Qué no puedes leer el señalamiento?"
  
  Hoy en día, las señales están en todas partes del mundo: señales de alto, señales de límite de velocidad, señalamientos de apertura, señalamientos de cerrado. La mayoría del tiempo seguimos estas señales. ¿Por qué no seguir las señales más importantes? ¡Ese es el punto del Evangelio de hoy! Jesús dice que solo se necesita una señal. ¿Cuál es esa señal? Es la señal de que es hora de arrepentirse y seguir a Jesús porque no se dará ninguna otra señal.
  
  Antes de la pandemia, para la mayoría de nosotros esta señal se había vuelto notablemente familiar. Es la señal que se eleva en cada misa, Jesús realmente presente en la Eucaristía. Sin embargo, quizás habíamos llegado a darlo por hecho. Algunas personas no asisten a misa: ya sea porque están demasiado ocupadas, realmente no creen, juegan golf o lo reemplazan con alguna otra prioridad pasajera. Esta señal, la presencia real de Jesucristo, es lo que hace única a la Iglesia Católica.
  
  ¿Qué otra señal se necesita? ¡Realmente es Jesús! Al igual como le creemos a alguien cuando dice que nos ama, Jesús dice que nos ama cuando nos da Su Cuerpo y Su Sangre. En este tiempo de Corona, cuando es posible no recibir físicamente la Eucaristía, ¿cómo elegimos responder a esta señal única del amor de Dios?
  
  Recurso Adicional :
  
  Aquí hay una descripción general de la enseñanza católica sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía: https://www.usccb.org/es/prayer-and-worship/the-mass/order-of-mass/liturgy-of-the-eucharist/the-real-presence-faqs
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  October 5, 2020
  
  By: Sr. Ruth Bolarte, IHM
  
  “Check the pronouns in the liturgical prayers” was the task our professor gave us as we started a course on the Eucharist. I learned that 99.9% of the pronouns in the prayers used in the celebration of the Eucharist were plural—we. The celebration of the Eucharist is never a private devotion only for the sake of the individual. The act of gathering together is an essential dimension of our understanding of the Mass—virtually or on site.
  
  As we continue to live in social distance from family, coworkers, and friends, the act of gathering becomes even more significant. Every mass supposes not only those gathered at the temple, but also the wider church throughout the world and those who have gone before us. We are praying with and for each other both living and deceased. In the liturgy we encounter one another without the limitations of time and location. What an assembly!
  
  In the midst of uncertainty and so many losses, I do not always “feel” the transformative graces at each eucharistic liturgy. Often, I miss the “normal” (singing, sign of peace…) celebrations of the Mass. During those times, I rely on the strength and prayers of the community to hold me up. When I am animated by the power of the Eucharist, I realize that I am missioned to those who are presently feeling weak and alone.
  
  In the Eucharist, “we are in this together”.
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  5 de Octubre de 2020
  
  Por: Hermana Ruth Bolarte, IHM
  
  “Revisen los pronombres en las oraciones litúrgicas” fue la tarea que nos asignó nuestro profesor al comenzar un curso sobre la Eucaristía. Aprendí que el 99.9% de los pronombres en las oraciones que se utilizan en la celebración de la Eucaristía eran plurales: nosotros. La celebración de la Eucaristía no es una devoción privada solo por el bien del individuo. El acto de reunirnos es una dimensión esencial de nuestra comprensión de la Misa, virtualmente o en la iglesia.
  
  A medida que continuamos practicando distanciamiento social con la familia, compañeros de trabajo y amigos, el acto de reunirnos se vuelve aún más significativo. Cada misa supone no solamente a aquellos reunidos en el templo, sino también a la iglesia en general en todo el mundo y a los que se han ido antes que nosotros. Estamos rezando los unos con los otros, tanto vivos como fallecidos. En la liturgia nos encontramos sin las limitaciones de tiempo ni lugar. ¡Vaya asamblea!
  
  En medio de la pandemia con incertidumbre y tantas pérdidas, no siempre “siento” la gracia transformadora en cada liturgia eucarística. A menudo, extraño las celebraciones “normales” (cantar, hacer el saludo de paz…) de la Misa. Durante esos momentos, cuento con la fuerza y las oraciones de la comunidad para sostenerme. Cuando me anima el poder de la Eucaristía, me doy cuenta de que estoy en misión con aquellos que actualmente se sienten débiles y solos.
  
  En la Eucaristía, “estamos juntos en esto”.
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  September 28, 2020
  
  By: Anna Huth
- The Offertory is basic in our Eucharistic celebration, in its own right and even more because of what it leads to. Through the ages, people have offered all kinds of things: precious metals and gems, plants, animals, even other people. We, though… we offer wafers, a little wine and some money to help the parish and its charitable works keep going. Of itself, that seems like a pitifully small offering to the Creator of the Universe. On our better days we’re aware that we also offer ourselves, a motley crew of easily distracted and rather weak human beings. Hmm. But then comes our big move: we attach our offering to Jesus’ own continuous offering of himself. Ah. God’s response to this offering is transformation, not by some thin magic but precisely by solid self-sacrificial love-in-action. It is a transformation so profound that we stake our hope, our identity and our community on it.
  
  As a Eucharistic people, we strive to live out that pattern: offer, unite with Jesus, realize that unites us also with one another, recognize God’s response of transformation, and find our life within that transformation. We offer what we can, including ourselves. However, our offering seems especially paltry in light of what we’ve been experiencing for most of Year 2020 as one major disaster after another just keeps piling on: pandemic, and inability to deal with it; deep societal unrest due to centuries of inequity, racism and dominance; and rapidly increasing results of climate change felt in the summer’s heat and now seen in massive fires, hurricanes and floods. Yet faith tells us that God’s grace is creating transformation; again, not by magic but by self-sacrificial love-in-action. Pope Francis has been offering reflections and guidance on how we are called to be part of this transformation by actively upholding the life and dignity of each person, consistently choosing solidarity, focusing on those most in need, striving for the common good, and using this so-tenuous moment to renew society.
  
  Suggestions for further reflection:
  
  Meditate on Daniel 3:38-41 and on John 15:10-14.
  
  View this month’s videos of Pope Francis’ Wednesday general audience (available on the Vatican’s website; you can forward each video to the place where he begins his catechesis). Beginning Sept. 2, he has been focusing these catechetical talks on how the Church’s social teaching can offer a framework for post-COVID renewal of society and a better world. Each week has a particular theme; e.g., Sept. 2 was about solidarity, Sept. 9 was about inclusive love and the common good, and Sept. 16 was about looking after and caring for each other and the earth. Pope Francis will continue with this theme in upcoming addresses as well.
  
  http://www.vatican.va/content/francesco/en/events/event.dir.html/content/vaticanevents/en/2020/9/2/udienzagenerale.html
  
  The recently-published book “Life After the Pandemic” is a collection of 8 of Pope Francis’ addresses given in March and April; it includes the 2 “Urbi et orbi” addresses. Cardinal Michael Czerny supplies the book’s preface.
  
  https://www.vaticannews.va/en/pope/news/2020-08/life-after-pandemic-pope-francis-michael-czerny-book.html
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  28 de septiembre de 2020
  
  Por: Anna Huth
- El Ofertorio es básico en nuestra celebración eucarística, no solamente por derecho propio pero más aún a lo que nos lleva. A lo largo de los siglos, las personas han ofrecido todo tipo de cosas: metales preciosos y gemas, plantas, animales e incluso a otras personas. Nosotros, sin embargo… ofrecemos pan, un poco de vino y algo de dinero para ayudar a que la parroquia y sus obras de caridad sigan adelante. En sí mismo, eso parece una ofrenda lamentablemente pequeña para el Creador del Universo. En nuestros mejores días somos conscientes de que también nos ofrecemos a nosotros mismos, un grupo diverso de seres humanos que se distraen con facilidad y son bastante débiles. Hmm. Pero luego viene nuestro gran movimiento: unimos nuestra ofrenda a la propia ofrenda continua de Jesús de sí mismo. ¡Ah! La respuesta de Dios a esta ofrenda es la transformación, no por alguna magia tenue, sino precisamente por un amor en acción sólido. Es una transformación tan profunda que ponemos en ella nuestra esperanza, nuestra identidad y nuestra comunidad.
  
  Como pueblo eucarístico, nos esforzamos por vivir ese ciclo: ofrecer, unirnos con Jesús, reconocer que nos une también a los demás, reconocer la respuesta de transformación de Dios y encontrar nuestra vida dentro de esa transformación. Ofrecemos lo que podemos, incluyéndonos a nosotros mismos. Sin embargo, nuestra oferta parece especialmente insignificante a la luz de lo que hemos estado experimentando durante la mayor parte del año 2020, ya que un gran desastre tras otro sigue acumulándose: pandemia y falta de habilidad para lidiar con ella; un profundo malestar social debido a siglos de desigualdad, racismo y dominio; y los resultados rápidamente crecientes del cambio climático que se sienten en el calor del verano y ahora se ven en incendios masivos, huracanes e inundaciones. Sin embargo, la fe nos dice que la gracia de Dios está creando transformación; una vez más, no por arte de magia sino por amor en acción sólido.El Papa Francisco ha estado ofreciendo reflexiones y orientación sobre cómo estamos llamados a ser parte de esta transformación defendiendo activamente la vida y la dignidad de cada persona, eligiendo constantemente la solidaridad, enfocándose en los más necesitados, luchando por el bien común y usando este momento tan tenue para renovar la sociedad.
  
  Sugerencias para una mayor reflexión:
  
  • Medite con Daniel 3: 38-41 y con Juan 15: 10-14.
  
  • Vea los videos de este mes de la audiencia general del Papa Francisco los miércoles (disponibles en el sitio web del Vaticano; puede enviar cada video al lugar donde comienza su catequesis). A partir del 2 de septiembre, ha estado enfocando estas pláticas catequéticas en cómo la enseñanza social de la Iglesia puede ofrecer un marco para la renovación de la sociedad posterior a COVID y un mundo mejor. Cada semana tiene un tema particular; Por ejemplo, el 2 de septiembre se trataba de solidaridad, el 9 de septiembre se trataba de amor inclusivo y el bien común, y el 16 de septiembre se trataba de cuidarnos unos a otros y de la tierra. El Papa Francisco también continuará con este tema en los próximos discursos.
  
  http://www.vatican.va/content/francesco/es/events/event.dir.html/content/vaticanevents/es/2020/9/2/udienzagenerale.html
  
  • El libro de reciente publicación “La vida después de la pandemia” es una colección de 8 discursos del Papa Francisco presentados en marzo y abril; incluye las 2 direcciones “Urbi et orbi”. El cardenal Michael Czerny proporciona el prefacio del libro.
  
  https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-05/papa-francisco-libro-vida-despues-de-la-pandemia-coronavirus.html
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  September 21, 2020
  
  By: Sister Hilda Mateo, MGSpS, D.Min.
- There are raging fires foraging through the forests of California, Oregon, and Washington; all of us in the West coast of the nation are wondering if skies are still blue somewhere, anywhere. I am sitting at my half-packed computer in the midst of hazardous smoke, with an evacuation warning lingering overhead, not sure if I will end the day at home or on the run. Dumbfounded by the surreal scene of air tanker planes flying overhead, I realize that this year has been one long, continuous gasp for air . Fires ravaging the forests in Australia, the Amazons and the US. Covid striking our lungs and making us opt for masks that while constricting our airflow simultaneously help us save lives. The death of George Floyd magnifying the collective asphyxiation caused by systemic racism. Do I still have enough air in my lungs to say THANK YOU GOD? Part of me wants to echo yesterday’s psalmist and proclaim, “The Lord is just in all his ways and holy in all his works!” However, all I feel like doing is fast-forwarding to next week’s liturgy so I can join Ezekiel and scream: “The Lord’s way is not fair!”
  
  Celebrating Eucharist during 2020 is difficult and for some, impossible. It is difficult not because we cannot gather in a church building with a ministerial priest presiding. It is difficult because most of us divide our lives and our reality into dualistic compartments – life/death, good/bad, happy/sad, healthy/sick, etc. We naturally feel thankful for what we judge to be good and for what pleases us, yet automatically tend to reject what challenges our sense of “well” being. Can we come together with others – in the living room, in the parish parking lot, through zoom, or around the kitchen table like the Emmaus couple – and be thankful for what we judge to be “bad”, for the death and losses in your life, for the time of sickness? No, maybe we cannot. Can we then simply gather with those who can sustain us when we find nothing to be grateful for? Eucharist in time of Corona, it seems to me, is nothing short of simply allowing God’s Holy Spirit to breathe for you, to breathe for me, to breathe in US, as we gasp for air.
  
  If you too are finding it difficult to breathe, I invite you to participate in a prayer vigil sponsored by the Jesuits on September 25 titled "Breathing Together."
  
  For more information, please follow the link: https://breathingtogether.jesuits.global
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  21 de septiembre de 2020
  
  Por: Hermana Hilda Mateo, MGSpS, D.Min.
- Hay fuertes incendios en los bosques de California, Oregon y Washington; todos los que vivimos en la costa oeste del país nos preguntamos si el cielo aún sigue siendo azul en otros lugares. Estoy sentada con mi computadora a medio empacar en medio de un humo peligroso, con una advertencia de evacuación persistente por encima, no estoy segura de si voy a terminar el día en casa o huyendo. Estoy asombrada por la escena surrealista de aviones cisterna volando para apagar los incendios y me doy cuenta de que este año ha sido un largo y continuo suspiro de aire . Hay incendios que están destruyendo los bosques de Australia, las Amazonas y Estados Unidos mientras Covid pone a nuestros pulmones en riesgo y tenemos que usar cubre bocas que, al mismo tiempo que constriñen nuestro flujo de aire, nos ayudan a salvar vidas. La muerte de George Floyd magnifica la asfixia colectiva provocada por el racismo sistémico y me pregunto ¿todavía tengo suficiente aire en mis pulmones para decir GRACIAS DIOS? Una parte de mí quiere hacer eco del salmo de ayer y proclamar: "¡Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras!" Sin embargo, lo único que tengo ganas de hacer es adelantarme a la liturgia de la próxima semana para poder unirme a Ezequiel y gritar: "¡No es justo el proceder del Señor!"
  
  Celebrar la Eucaristía durante el año 2020 es difícil y para algunos, imposible. Es difícil no porque no podemos reunirnos en un edificio de la iglesia con un sacerdote ministerial presidiendo. Es difícil porque la mayoría de nosotros dividimos nuestras vidas y nuestra realidad en compartimentos dualistas: vida / muerte, bueno / malo, feliz / triste, sano / enfermo, etc. Naturalmente, nos sentimos agradecidos por lo que juzgamos bueno y por lo que nos agrada a nosotros, sin embargo, automáticamente tendemos a rechazar lo que desafía nuestro sentido de "bienestar". ¿Acaso, podemos unirnos con otros - en la sala de nuestro hogar, en el estacionamiento de la parroquia, a través de Zoom o en la mesa de la cocina como la pareja de Emaús - y estar agradecidos por lo que consideramos "malo", por la muerte y las pérdidas en tu vida, por el tiempo de la enfermedad? No, tal vez no podemos. Entonces, ¿podemos simplemente reunirnos con aquellos que pueden sostenernos cuando no encontramos nada por lo que estar agradecidos? La Eucaristía en el tiempo de Corona, me parece, es nada menos que simplemente permitir que el Espíritu Santo de Dios respire por usted, respire por mí, respire en nosotros, mientras suspiramos por aire.
  
  Si usted también necesita un respiro, lo invito a participar en una vigilia de oración patrocinada por los jesuitas el 25 de septiembre titulada "Respirando juntos".
  
  Para obtener más información, siga el enlace: https://breathingtogether.jesuits.global
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  September 14, 2020
  
  By: Sister M. Thomas More Dzurnak, SS.C.M.
- The Feast of the Exaltation of the Holy Cross is here, and my first thought as sacristan for the chapel at our Sisters’ retirement home is to turn on the spotlight to illuminate the huge marble crucifix on the wall behind the altar. Recently a quotation from the 16^th century New World bishop, Bartolome de las Casas, turned on another spotlight for me. He described the indigenous people in his diocese as “Jesus Christ, our God, scourged and afflicted and beaten and crucified not once but thousands of times.” The Catechism of the Catholic Church focuses this spotlight: In [the Eucharist] Christ associates his Church and all her members with his sacrifice of praise and thanksgiving offered once for all on the cross to the Father. [CCC 1407] St. Paul writes of filling up what is lacking in the afflictions of Christ on behalf of his body, which is the church. (Col. 1:24)
  
  Making this connection with Eucharist, let’s shine that spotlight on those who now in this time of Covid are scourged. Could they be the worried and the grieving? Who are the afflicted? Can they be the care providers? Who are the beaten? Maybe they’re the administrators who struggle to create space to care for the victims, to obtain supplies to treat them and protect front line health care workers. Who are the crucified? Are these the ones who are challenged in trying to stem the spread of the illness, and the sick and the dying themselves? Let us join with Pope Francis in turning to Mary who at the foot of the cross was united with Jesus’ suffering and remember that the cross leads to the joy of the Resurrection.
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  14 de septiembre de 2020
  
  Por: Sister M. Thomas More Dzurnak, SS.C.M.
- Hoy es día de la Exaltación de la Santa Cruz, y en lo primero que pienso como sacristán de la capilla en la casa de retiro de nuestras hermanas, es encender la luz para iluminar el enorme crucifijo de mármol en la pared detrás del altar. Recientemente, una frase del obispo del Nuevo Mundo del siglo XVI, Bartolomé de las Casas, se convirtió en otro foco de atención para mí. Describió a los pueblos indígenas de su diócesis como "Jesucristo, nuestro Dios, azotado y afligido, golpeado y crucificado no una vez, sino miles de veces". El Catecismo de la Iglesia Católica centra este foco de atención: [En] la Eucaristía Cristo asocia su Iglesia y a todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz a su Padre [CCC 1407]. San Pablo escribe acerca de llenar lo que falta en las aflicciones de Cristo en nombre de su cuerpo, que es la iglesia (Colosenses 1:24).
  
  Haciendo esta conexión con la Eucaristía, iluminemos con ese foco de atención a aquellos que ahora en este tiempo de Covid están sufriendo. ¿Podrían ser ellos mismos los preocupados y afligidos? ¿Quiénes son los más vulnerables? ¿Pueden ser ellos las cuidadoras/es de los enfermos? Tal vez sean los administradores que luchan por crear un espacio para cuidar a las víctimas, obtener suministros para tratarlas y proteger a los trabajadores médicos que están al frente de la batalla. ¿Quiénes son los crucificados? ¿Acaso son los que se enfrentan al desafío de tratar de detener la propagación de la enfermedad o son los enfermos y moribundos? Unámonos al Papa Francisco que se enfoca en María, que al pie de la cruz se unió al sufrimiento de Jesús y recordemos que la cruz conduce a la alegría de la Resurrección.
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  September 7, 2020
  
  By: Mark Dreves
- Lk. 6:6-11 (Gospel Reading for Monday of the Twenty-third Week in Ordinary Time)
  
  Remember when Sundays were routine? I think of my Sundays growing up and we did the same things every week. Everyone gets up and gets ready for church, struggling over who gets the bathroom next. Walking up the street to mass. Blessing myself when entering church. Genuflecting before going into the pew. Kneeling down to pray. Etcetera. That routine was comforting. As a young boy, it probably wasn’t the most exciting thing I did during the week, but it was expected and comfortable.
  
  In Luke’s gospel today, routine and commonplace are thrown out the window. Whenever we see the names of the groups of people—scribes and Pharisees—that is a clue that Jesus is going to do something to disrupt the commonplace. The scribes and Pharisees looked at the Sabbath as a day of rest and worship of God. Jesus teaches them and us that the Sabbath day is a day of honor for God and it is righteousness to honor God by assisting another. Jesus shows them and us that worship of God not only happens when we go to mass, but also when we go out of our way to care for another, to love another, even on other days of the week. That too is worship, when we do the action with the praise of God in mind.
  
  Some of us may be feeling very guilty about not going to mass weekly during this time of Covid. Some of us may have been like the scribes and Pharisees and called people out about not attending mass. Caring for the life that God granted to us is very important. That is doing God’s will too. If your routine is thrown by Covid, start a new one until you feel safe returning to mass. Get up and get washed up. Then, practice the traditional prayer with God’s Word known as Lectio Divina: Go to a quiet place in your home and open the scripture for the reading for the day. Prayerfully, read it through and read it again. Ask yourself, “what does God want for me to learn from this passage?” “How may I be a better disciple today, in my state of life?” Someday, Covid will be in the rearview mirror and we need new ways of sustaining our relationship with God. What will yours be?
  
  Here is a helpful resource: Lectio Divina: A Beginner’s Guide .
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  7 de Septiembre de 2020
  
  Por: Mark Dreves
- Lc. 6: 6-11 (Lectura del Evangelio para el lunes de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario)
  
  ¿Recuerdas cuando los domingos eran rutina? Pienso en mis domingos de mi infancia y hacíamos las mismas cosas todas las semanas. Todos se levantaban y se preparaban para ir a la iglesia, tratando de resolver quien era el siguiente en la línea para usar el baño. Caminando por la calle a misa. Bendiciéndome al entrar a la iglesia. Hacer una genuflexión antes de sentarme en la banca. Arrodillándome para rezar. Etcétera. Esa rutina fue reconfortante. Cuando era niño, probablemente no era lo más emocionante que hacía durante la semana, pero era esperado y cómodo.
  
  En el evangelio de Lucas de hoy, la rutina y los lugares comunes se tiran por la ventana. Siempre que vemos los nombres de los grupos de personas — escribas y fariseos — eso es una pista de que Jesús va a hacer algo para alterar el lugar común. Los escribas y fariseos veían el sábado como un día de descanso y adoración a Dios. Jesús les enseña a ellos y a nosotros que el día de reposo es un día de honor para Dios y que es justo honrar a Dios ayudando al otro. Jesús les muestra a ellos y a nosotros que la adoración a Dios no solo ocurre cuando vamos a misa, sino también cuando nos esforzamos por cuidar al otro, amar al otro, incluso en otros días de la semana. Eso también es adoración, cuando hacemos la acción con la alabanza de Dios en mente.
  
  Algunos de nosotros podemos sentirnos muy culpables por no ir a misa semanalmente durante este tiempo de Covid. Algunos de nosotros podemos haber sido como los escribas y fariseos y llamar a la gente para que no asistiera a misa. Cuidar la vida que Dios nos concedió es muy importante. Eso también es estar haciendo la voluntad de Dios. Si tu rutina se ha visto afectada por Covid, comienza una nueva hasta que te sientas seguro al regresar a misa. Levántate y báñate. Luego, practica la oración tradicional con la Palabra de Dios conocida como Lectio Divina: Vaya a un lugar tranquilo en su hogar y abra la escritura de la lectura del día. Con espíritu de oración, léalo y léalo de nuevo. Pregúntese: "¿Qué quiere Dios que yo aprenda de este pasaje?" "¿Cómo puedo ser un mejor discípulo hoy, en mi estado de vida?" Algún día, Covid estará en el espejo retrovisor y necesitaremos nuevas formas de mantener nuestra relación con Dios. ¿Cuál será la tuya?
  
  Aquí hay un recurso útil: La Lectio Divina: (Lectura orante de la Palabra de Dios) .
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  August 31, 2020
  
  By: Fr. Roger Keeler
- Based on the readings for the Twenty-second Sunday in Ordinary Time, Year “A.”
  
  Old Testament (Jer. 20/7-9): The word of the Lord has brought me derision; Psalm (63): R/ My soul is thirsting for you, O Lord my God; New Testament (Rom. 12/1-2): Offer your bodies as a living sacrifice; Gospel (Mt. 16/21-27): Whoever wishes to come after me must deny him/herself.
  
  The Prophet knows all too well the consequences of speaking God’s truth to those who would rather not hear it:: he has become “an object of laughter,” mocked by all who hear him, derided and reproached. He laments that he ever agreed to be God’s prophet. Yet, he cannot restrain himself; he cannot “hold [that truth] in” – he must speak what God has uttered, and he has heard.
  
  Jesus knows this all too well, too! To speak God’s truth to those who would rather not hear it is to “take up [the] cross and follow” after Him. The cross is not something that is imposed upon the friends of the Lord by others, nor is it imposed upon us by the Lord. Rather, it is a willful, conscious decision not to “conform [ourselves] to this age, but be transformed by the renewal of [our] minds that [we] may discern what is the will of God, what is good and pleasing and perfect” (Rom. 12/1-2)
  
  Poor Peter just doesn’t get it! He is not “thinking as God does, but as human beings do.” He wants to avoid the harsh consequences of speaking God’s truth. “Surely,” he is saying in effect, “there must be a better way? An easier way?” The sound rebuke he receives lays the facts bare: “There isn’t a better or easier way. Trying to find that is an “obstacle” to what is “good and pleasing and perfect” to God.
  
  Ah, yes, the “path of least resistance!” It’s always the preferred route, isn’t it? A little softening of the message, a little sugar-coating, or even better, just not “going there” is so much easier, so much less complicated, so much less potentially damaging, so much more, well, “someone else’s problem.”
  
  Yet, choosing this means that neither we nor anyone else, will see and know God’s “power and glory,” how God’s kindness [is] greater than life”; that we and others will be able to savour “the richness” of God’s eternal “banquet,” and to rely upon the strength that “upholds” us in our fragility (Psalm 63).
  
  The cross of Christ is the place where God’s ineffable love confronts our human resistance and embraces it with outstretched arms broad enough to enfold every polarity and seeming insurmountable, unhealable pain and sorrow, hopelessness and despair, transforming it into that which is precisely “good and pleasing and perfect” – the Eternal Embrace itself.
  
  And the Eucharist? This is the time and place we bring before God our resistance, our separation, our pain, sorrow, hopelessness and despair. We allow ourselves to be carried to the Altar in the guise of bread and wine by sisters and brothers from the community itself, there laid upon that Altar, where, by the action of Christ Himself, in the power of the Spirit, we are transformed into “one body, one spirit in Christ.” We are transformed in the renewal of [our] minds that [we] may discern what is the will of God, what is good and pleasing and perfect” (Rom. 12/1-2) so that we might speak God’s truth with boldness, clarity, and power in such a way that we advance our baptismal mission of making God’s “will be done on earth as it is in Heaven.”
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  31 de Agosto de 2020
  
  Por: P. Roger Keeler
- Basado en las lecturas del Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario, Año “A”.
  
  Antiguo Testamento (Jer. 20 / 7-9): Por anunciar la palabra del Señor,
  me he convertido en objeto de oprobio y de burla todo el día.; Salmo (63): R / Señor, mi alma tiene sed de ti; Nuevo Testamento (Rom. 12 / 1-2): los exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos como una ofrenda viva; Evangelio (Mt. 16 / 21-27): El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo.
  
  El Profeta conoce demasiado bien las consecuencias de decir la verdad de Dios a aquellos que prefieren no escucharla: se ha convertido en "un objeto de risa", burlado por todos los que lo escuchan, ridiculizan y reprochan. Se lamenta de haber aceptado ser el profeta de Dios. Sin embargo, no puede contenerse; no puede "retener [esa verdad]"; debe decir lo que Dios ha dicho y ha oído.
  
  ¡Jesús también lo sabe muy bien! Hablar la verdad de Dios a aquellos que prefieren no escucharla es "tomar [la] cruz y seguirlo". La cruz no es algo que otros imponen a los amigos del Señor, ni tampoco el Señor nos impone a nosotros. Más bien, es una decisión voluntaria y consciente de no “conformarnos [nosotros] a esta era, sino ser transformados por la renovación de [nuestras] mentes para que [podamos] discernir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno y agradable y perfecto ”(Rom. 12 / 1-2).
  
  ¡El pobre Pedro simplemente no lo entiende! No está "pensando como Dios, sino como lo hacen los seres humanos". Quiere evitar las duras consecuencias de hablar la verdad de Dios. “Seguramente”, está diciendo en efecto, “¿debe haber una mejor manera? ¿Una forma más fácil? La fuerte reprimenda que recibe deja al descubierto los hechos: “No hay una manera mejor ni más fácil. Tratar de encontrar eso es un "obstáculo" para lo que es "bueno, agradable y perfecto" para Dios.
  
  ¡Ah, sí, el "camino de menor resistencia!" Siempre es la ruta preferida, ¿no? Un poco de suavizar el mensaje, o mejor aún, simplemente no "ir allí" es mucho más fácil, mucho menos complicado, mucho menos potencialmente dañino, o más bien, "el problema de otra persona."
  
  Sin embargo, elegir esto significa que ni nosotros ni nadie más veremos y conoceremos el "poder y la gloria" de Dios, cómo la bondad de Dios [es] mayor que la vida "; que nosotros y los demás seremos capaces de saborear "la riqueza" del "banquete" eterno de Dios y de confiar en la fuerza que nos "sostiene" en nuestra fragilidad (Salmo 63).
  
  La cruz de Cristo es el lugar donde el amor inefable de Dios confronta nuestra resistencia humana y la abraza con los brazos extendidos lo suficientemente amplios como para envolver cada polaridad y dolor y tristeza, desesperanza y desesperación aparentemente insuperables e incurables, transformándola en aquello que es precisamente “bueno y agradable y perfecto ”- el Abrazo Eterno mismo.
  
  ¿Y la Eucaristía? Este es el momento y el lugar que presentamos ante Dios nuestra resistencia, nuestra separación, nuestro dolor, tristeza, desesperanza y desesperación. Nos dejamos llevar al Altar disfrazados de pan y vino por hermanas y hermanos de la propia comunidad, allí depositados sobre ese Altar, donde, por la acción de Cristo mismo, en la fuerza del Espíritu, somos transformados en "un cuerpo, un espíritu en Cristo." Somos transformados en la renovación de [nuestras] mentes para que [podamos] discernir cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto ”(Rom. 12 / 1-2) para que podamos hablar la verdad de Dios con denuedo , claridad y poder de tal manera que avancemos en nuestra misión bautismal de hacer que "se haga la voluntad de Dios en la tierra como en el cielo".
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  August 24, 2020
  
  By: Mark Dreves
- John 1: 45-51
  
  Condescension. An attitude of patronizing superiority; disdain. In the gospel reading for the day, Nathaniel says to Philip, “ Can anything good come from Nazareth? ” You can almost see Nathaniel spitting on the ground as he proclaims his disgust for Nazareth and the possibility of something good from there.
  
  Nazareth was a tiny podunk town next to the larger, wealthier town of Sepphoris. Most in Nazareth would have been farmers and shepherds. Sepphoris, on the other hand, was affluent with culture and shopping and luxury villas. Nazareth would have been overlooked for lots of reasons. Kind of like where I grew up, in Ludlow, Ky. Have you ever heard of it? Doubt it.
  
  The Eucharist in the time of Corona bears some similarities to today’s Gospel from John. Stay with me here. How many of us have been too afraid to go to mass in person? How many of us have family members suffering from Covid 19? How many of us choose to stay inside unless it’s necessary?
  
  The Eucharist is celebrated at every mass. It is celebrated in my parish 4 times a day. It is there and will be there when this is over. But it can also become routine. What’s so special about something that happens every day, four times a day, right? We can put Eucharist to less than important because our access to it is commonplace. Let’s not let that be our feelings about the Eucharist.
  
  Something did come from Nazareth; Jesus Christ, the light of the world and the hope of nations. It’s that same Jesus Christ that we receive in the Eucharist. That common occurrence that happens many times a day in our churches throughout the world. Whether you are comfortable going to mass or not during this time, maintain your longing for the Bread of Life. Yes, Jesus will be there. Yes, he is walking with us. And yes, this too shall pass. Praying with you for peace, love, and a burning desire to be united with Christ and my brothers and sisters in the Body of Christ.
  
  We invite you to add your comments to this blog entry on our Facebook page.
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  24 de Agosto de 2020
  
  Por: Mark Dreves
- Juan 1: 45-51
  
  Condescendencia. Una actitud de superioridad condescendiente; desdén. En la lectura del Evangelio del día, Nathaniel le dice a Felipe: " ¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno? " Casi se puede ver a Nathaniel escupiendo en el suelo mientras proclama su disgusto por Nazaret y la posibilidad de algo bueno a partir de ahí.
  
  Nazaret era una pequeña ciudad de podunk junto a la ciudad más grande y rica de Séforis. La mayoría de los habitantes de Nazaret habrían sido agricultores y pastores. Séforis, por otro lado, era rica en cultura, compras y villas de lujo. Nazaret se habría pasado por alto por muchas razones. Algo así como donde crecí, en Ludlow, Ky. ¿Alguna vez has oído hablar de ese lugar? Lo dudo.
  
  La Eucaristía en el tiempo de Corona tiene algunas similitudes con el Evangelio de hoy de Juan. Quédate aquí conmigo. ¿Cuántos de nosotros hemos tenido demasiado miedo de ir a misa en persona? ¿Cuántos de nosotros tenemos familiares que padecen de Covid 19? ¿Cuántos de nosotros elegimos quedarnos adentro a menos que sea necesario?
  
  La Eucaristía se celebra en cada misa. Se celebra en mi parroquia 4 veces al día. Está ahí y estará ahí cuando esto termine. Pero también puede convertirse en una rutina. ¿Qué tiene de especial algo que sucede todos los días, cuatro veces al día, verdad? Podemos poner la Eucaristía en algo menos importante porque nuestro acceso a ella es un lugar común. No dejemos que esos sean nuestros sentimientos sobre la Eucaristía.
  
  Algo vino de Nazaret; Jesucristo, luz del mundo y esperanza de las naciones. Es ese mismo Jesucristo que recibimos en la Eucaristía. Ese hecho común que sucede muchas veces al día en nuestras iglesias en todo el mundo. Ya sea que se sienta cómodo yendo a misa o no durante este tiempo, mantenga su anhelo por el Pan de Vida. Sí, Jesús estará allí. Sí, está caminando con nosotros. Y sí, esto también pasará. Orando contigo por paz, amor y un ardiente deseo de estar unidos con Cristo y mis hermanos y hermanas en el Cuerpo de Cristo.
  
  Te invitamos a agregar tus propios comentarios sobre esta publicación en nuestra página de Facebook .
- Eucharist in the Time of Corona
  
  August 17, 2020
  
  By: Anna Huth
- In Eucharist at the time of Consecration, the Body and Blood of Christ are raised up, uniting heaven and earth.
  
  This time of virus crisis carries images of raising up in gestures of sacrificial love uniting people and their God:
  
  * A fragile, old, bent and limping pope in an empty St. Peter's Square, strongly raising up the city of Rome and the whole world in prayer, proclamation of the Word and message of hope.
  
  * Two hands, one old and gnarled and one young and yearning, raised against opposite sides of the nursing home's window pane, to "touch".
  
  * A middle-aged couple raising up bags of food and a message of care they've brought for their young adult son who is suffering the virus's ravaging effects.
  
  * A community leader raising up a megaphone to begin the peaceful march calling for greater justice and equity as the virus is disproportionately devastating people of color.
  
  What can we as baptized members of the priestly Body of Christ do to encourage gestures of raising up and uniting? Name them. Name these as ministries of love, and help people identify themselves and each other as ministers. Name the transitions involved: the love-filled sacrifices, the lifting up and uniting, the differences made. And name these as ways forward because we will not be going back to "the way things were" and we can make that a blessing, not a curse.
  
  For further reflection:
  
  * Please see "Pope at Urbi et Orbi: Full text of his meditation -- Vatican News". Available in English and Spanish.
  
  * Two additional quotes from "Letter of the Holy Father Pope Francis to the Bishops of the United States of America", 1 January 2019.
  
  In this letter Pope Francis addressed the U.S. Bishops gathering in retreat as they dealt with a previous double-crisis, the sex abuse scandal and their cover-up efforts resulting in a crisis regarding the Church's credibility. These quotes can apply to our current multi-crises moment:
  
    - "We want to testify that at the darkest moments of our history the Lord makes himself present, opens new paths and anoints our faltering faith, our wavering hope and our tepid charity."
  
    - "Our communities today must testify in a concrete and creative way that God is the Father of all, and that in his eyes we are all his sons and daughters. Our credibility also depends on the extent to which, side by side with others, we help to strengthen a social and cultural fabric that is not only in danger of unravelling, but also of harboring and facilitating new forms of hatred. As a Church, we cannot be held hostage by this side or that, but must be attentive always to start from those who are most vulnerable."
  
  Click here to see on our new blog on Facebook®.   We invite you to add your own comments
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  17 de Agosto de 2020
  
  Por: Anna Huth
- En la Eucaristía en el momento de la Consagración, el Cuerpo y la Sangre de Cristo se levantan, uniendo cielo y tierra.
  
  Este tiempo de crisis lleva imágenes de amor sacrificial que une a las personas y a su Dios:
  
  * Un papá frágil, anciano, encorvado y cojeando en una plaza de San Pedro vacía, levantando con fuerza la ciudad de Roma y el mundo entero en oración, anuncio de la Palabra y mensaje de esperanza.
  
  * Dos manos, una vieja y otra joven y anhelante, levantadas contra lados opuestos del cristal de la ventana de la residencia de ancianos, para "tocar".
  
  * Una pareja de media edad levanta bolsas de comida y un mensaje de cuidado que le han traído a su hijo adulto que está sufriendo los efectos devastadores del virus.
  
  * Un líder comunitario levantando un megáfono para comenzar la marcha pacífica pidiendo mayor justicia y equidad, ya que el virus está devastando desproporcionadamente a las personas de color.
  
  ¿Qué podemos hacer los bautizados del Cuerpo sacerdotal de Cristo para fomentar los gestos de elevación y unión? Nómbralos. Nómbrelos como ministerios de amor y ayude a las personas a identificarse a sí mismas y entre sí como ministros. Nombra las transiciones involucradas: los sacrificios llenos de amor, el levantamiento y la unión, las diferencias hechas. Y mencione estos como caminos a seguir porque no volveremos a "como eran las cosas" y podemos hacer de eso una bendición, no una maldición.
  
  Para una mayor reflexión:
  
  * Ver "Papa en Urbi et Orbi: Texto completo de su meditación - Vatican News". Disponible en inglés y español.
  
  * Dos citas adicionales de la "Carta del Santo Padre Francisco a los obispos de los Estados Unidos de América", 1 de enero de 2019.
  
  En esta carta, el Papa Francisco se dirigió a los obispos estadounidenses reunidos en retiro mientras se enfrentaban a una doble crisis anterior, el escándalo de abuso sexual y sus esfuerzos de encubrimiento que resultaron en una crisis con respecto a la credibilidad de la Iglesia. Estas citas pueden aplicarse a nuestro momento actual de múltiples crisis:
  
  - "Queremos dar testimonio de que en los momentos más oscuros de nuestra historia el Señor se hace presente, abre nuevos caminos y unge nuestra fe vacilante, nuestra esperanza vacilante y nuestra caridad tibia".
  
  - "Nuestras comunidades de hoy deben testificar de manera concreta y creativa que Dios es el Padre de todos, y que a sus ojos todos somos sus hijos e hijas. Nuestra credibilidad depende también de la medida en que, al lado de los demás, ayudamos a fortalecer un tejido social y cultural que no solo está en peligro de desmoronarse, sino también de albergar y facilitar nuevas formas de odio. Como Iglesia, no podemos ser rehenes de un lado o del otro, sino que debemos estar siempre atentos a comience con los más vulnerables ".
  
  Haga "clic" aquí para ver nuetro nuevo blog en Facebook®. Te invitamos a agregar tus propios comentarios.
- Eucharist in the Time of Corona
  
  August 10, 2020
  
  By: Susan Northway
- These days, death is all around. I am grieving with several friends who are coping with the loss of loved ones. The Corona pandemic has deprived me of holding bereft friends tightly in my arms and praying close to them at Eucharist. Today, I study and pray for a reason to hope; I am weary and myopic, but slowly, I begin to understand. Though unable to be physically present at Mass, I remain standing among countless Eucharistic People who keep their lamps burning with what Karl Rahner, SJ terms “the oil of faith.” Love supplies reason for hope and this hope becomes the “oil of good works.” God’s grace multiplies humble acts of charity. The time of Corona presents an opportunity for outreach by the faithful. Pope Francis offers; “This is the strength of the Eucharist, which transforms us into bringers of God, bringers of joy, not negativity…In the Eucharist, Jesus draws close to us: let us not turn away from those around us.”
  
  So for today and in hope for times ahead, I pray with Rahner: “Never let me be separated from you; and when I want to leave you, oh my God, don’t let me, you God of hearts, of the weak and the bold, force my rebelling heart into your service with the omnipotence of your mysteriously gentle grace!”
  
  https://www.catholicnewsagency.com/news/pope-francis-the-eucharist-gives-us-christs-healing-love-96842
  https://litpress.org/Products/2453/The-Need-and-the-Blessing-of-Prayer
  
  Click here to see on our new blog on Facebook®. We invite you to add your own comments
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  10 de Agosto de 2020
  
  Por: Susan Northway
- En estos días, la muerte está por todas partes. Estoy de duelo con varios amigos que están lidiando con la pérdida de sus seres queridos. La pandemia me ha privado de tener en mis brazos a los amigos desamparados y de rezar cerca de ellos en la Eucaristía. Hoy reflejo y rezo por un motivo de esperanza; Estoy cansada y miope, pero poco a poco empiezo a comprender. Aunque no puedo estar físicamente presente en la misa, permanezco de pie entre innumerables personas eucarísticas que mantienen sus lámparas encendidas con lo que Karl Rahner, SJ denomina "el aceite de la fe". El amor da motivo de esperanza y esta esperanza se convierte en el "aceite de las buenas obras". La gracia de Dios multiplica los humildes actos de caridad. La época de Corona presenta una oportunidad de acercamiento a los fieles. Ofrece el Papa Francisco; “Esta es la fuerza de la Eucaristía, que nos transforma en portadores de Dios, portadores de alegría, no de negatividad… En la Eucaristía, Jesús se acerca a nosotros: no nos alejemos de los que nos rodean”.
  
  Así que para hoy y con la esperanza de los tiempos venideros, rezo con Rahner: “Nunca dejes que me separe de ti; y cuando quiera dejarte, oh Dios mío, ¡no me dejes, Dios de corazones, de los débiles y audaces, forzar mi corazón rebelde a tu servicio con la omnipotencia de tu gracia misteriosamente dulce!"
  
  Haga "clic" aquí para ver nuetro nuevo blog en Facebook®. Te invitamos a agregar tus propios comentarios.
- Eucharist in the Time of Corona
  
  August 3, 2020
  
  By: Rita LaBruzzo
- As we read today’s Gospel from Matthew (Mt 14:22-36) we hear Jesus say, “Take courage, it is I; do not be afraid”. These words resonate with us during these challenging times.
  
  How many times over the recent months have we felt like Peter as we try to navigate these “new norms”? Perhaps opening ourselves to God as we are challenged can help us through the day… During these times we can stop and say, “Jesus I trust in you”. As we wash our hands often and more thoroughly, let us pray a Hail Mary asking our Blessed Mother to wrap her mantle around us and those we love. When we are frustrated with the face mask we wear to protect others and ourselves, let us offer it up for the souls in Purgatory.
  
  Let us remember… God never promised us an easy journey, but He did promise we would never be alone. We can keep in mind that He reaches for us as He did for Peter saying… “do not be afraid”. May the Eucharist that we share unite us in the conviction that our God watches over us and guides us always.
  
  Click here to see on our new blog on Facebook®. We invite you to add your own comments
- Eucaristía en el Tiempo de Corona
  
  3 de Agosto de 2020
  
  Por: Rita LaBruzzo
- Cuando leemos el Evangelio de hoy de Mateo (Mt 14: 22-36) escuchamos a Jesús decir: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”. Estas palabras resuenan con nosotros durante estos tiempos difíciles.
  
  ¿Cuántas veces en los últimos meses nos hemos sentido como Pedro al tratar de navegar estas "nuevas normas"? Quizás abrirnos a Dios a medida que se nos desafía puede ayudarnos durante el día ... Durante estos momentos podemos parar y decir: "Jesús confío en ti". Mientras nos lavamos las manos a menudo y más a fondo, recemos un Ave María que le pida a nuestra Santísima Madre que nos envuelva con su manto y con los que amamos. Cuando nos sentimos frustrados con el cubre bocas que usamos para proteger a los demás y a nosotros mismos, ofrezcamosla por las almas del Purgatorio.
  
  Recordemos ... Dios nunca nos prometió un viaje fácil, pero sí prometió que nunca estaríamos solos. Podemos tener en cuenta que Él nos alcanza como lo hizo con Pedro diciendo ... "no teman". Que la Eucaristía que compartimos nos una en la convicción de que nuestro Dios nos cuida y nos guía siempre.
  
  Haga "clic" aquí para ver nuetro nuevo blog en Facebook®. Te invitamos a agregar tus propios comentarios.

Eucharist in the Time of Corona

July 27, 2020

By: Anna Alicia Chavez
Pope Francis’ ecclesial vision is one of a Eucharistic people. Over and again in his writings he calls us to witness to the Joy of intimately knowing the risen Christ. He calls the church to a constant renewal because Jesus renews all things. During the Easter season, Francis shared his vision for the church that rises from the pandemic. He challenges us to deepen our understanding of what it means to be a Eucharistic people living in the present moment and always being Eucharist for others. His vision is a world transformed with the “antibodies of justice, charity and solidarity”.

In this time of Corona, we are called and encouraged to rise above the pain and uncertainty that surrounds us, to be God’s mercy and compassion for others. Where is the opportunity to love? What are the blessings amid the suffering that we are witnessing and living?

https://www.americamagazine.org/faith/2020/04/17/pope-francis-shares-his-vision-covid-19-aftermath

Click here to see on our new blog on Facebook®. We invite you to add your own comments

Eucaristía en el Tiempo de Corona

27 de Julio de 2020

Por: Anna Alicia Chavez

La visión eclesial del Papa Francisco es de un pueblo eucarístico. Una y otra vez en sus escritos nos llama a ser testigos de la alegría de conocer a Jesucristo resucitado. Nos llama a una renovación constante porque Cristo renueva todo lo que toca. Durante la temporada de Pascua, Francisco compartió su visión de la iglesia resucitada después de la pandemia. Nos llama a profundizar nuestra comprensión de lo que significa ser un pueblo eucarístico que vive en el momento presente y siempre es eucaristía para los demás. Su visión es un mundo transformado con los "anticuerpos de la justicia, la caridad y la solidaridad".

El papa Francisco termina su reflexión, “En este tiempo de tribulación y luto, es mi deseo que, allí donde estés, puedas hacer la experiencia de Jesús, que sale a tu encuentro, te saluda y te dice: “Alégrate” (Mt 28, 9). Y que sea ese saludo el que nos movilice a convocar y amplificar la buena nueva del Reino de Dios.” ¡Jesucristo vive!

En el tiempo de Corona, estamos llamados a elevarnos por encima del dolor y la incertidumbre que nos rodea, y ser la misericordia y la compasión de Dios para los demás. ¿Dónde está la oportunidad para amar? ¿Cuáles son las bendiciones en medio del sufrimiento que estamos viviendo?

https://www.vidanuevadigital.com/wp-content/uploads/2020/04/UN-PLAN-PARA-RESUCITAR-PAPA-FRANCISCO-VIDA-NUEVA.pdf

Haga "clic" aquí para ver nuetro nuevo blog en Facebook®. Te invitamos a agregar tus propios comentarios.

Eucharist in the Time of Corona

July 20, 2020

By: Wayne Cavalier, OP

Dear Friend of the Congar Institute: We present to you our new blog entitled “Eucharist in the Time of Corona”. It is one of two initiatives that we are launching this summer. Our desire and our hope are to continue to offer you, our friends and supporters, spiritual accompaniment during these difficult times that we are living.

As we concluded our scripture reflection series, Love in a Time of Corona, we knew that we wanted to continue to accompany you as you manage and seek even to thrive spiritually during this epoch-shaping experience. So, we invited our Resource Persons and Board to brainstorm with us about how we can continue to be a resource to you as this crisis drags on.

Each of us shared what we had seen and heard among those we serve and live with. How catechetical ministers were really flummoxed about how to continue to provide faith formation. How frustrating it was to be barred from personal participation in the Eucharist. We talked about parents struggling to find ways to help their children continue their growth in faith while isolated at home. We sadly recounted how so many people who have lost loved ones to this terrible disease have been unable to grieve properly, unaided by the comfort of their community or by the sacred rituals commending them to God. We talked about the powerlessness of pastors to reach out in ways that are so natural to them and the frustration of ministers to know how to offer the gifts of the parish community to the ongoing lives of their members. We talked about the massive social upheaval we are witnessing as we arrive at a new place of awareness about the continuing impact of racism on our communities. We shared our desire to help one another understand how to respond in Gospel ways, knowing that all of us are searching for what that might be.

We don’t think we have all the answers. Who could?! Still, we would like to walk with you and explore the questions, particularly the questions that you are asking. We hope to offer insights from the Catholic tradition and share helpful resources. We settled on 2 ways that we thought we could do that. We’ll launch one of them later in the summer. This post represents the launch of this weekly, spiritually-focused blog.

We know how disruptive the pandemic has been to our access to the Eucharist. We want the blog to assist readers to thrive despite the Eucharistic famine in the land. In fact, we want to explore what it means to be a Eucharistic People in the midst of a Eucharistic famine, to explore where grace abounds during this dark time and to find reason for thanksgiving (the root meaning of “Eucharist”), even now.

We will call it “Eucharist in the Time of Corona”. Intentionally, the change in title from the previous reflections is minimal because to our minds, the terms “Love” and “Eucharist” are in many ways interchangeable. Yet, “Eucharist” has a missional dimension to it that the concept of “love” does not always connote. It also puts forward the challenge of thanksgiving or gratitude that transforms the many lamentable dimensions of this pandemic. We want to help our readers to find grace in these dark times. We will send the blog to you on Monday mornings each week. When you forward it to your friends, they can subscribe to it directly from your forward. It will also be posted on our Facebook page where you can leave comments.

We invite you to reflect with us through our blog. We look forward to your response to the ideas we will offer here.

Click here to see on our new blog on Facebook®. We invite you to add your own comments

Eucaristía en el Tiempo de Corona

20 de Julio de 2020

Por: Wayne Cavalier, OP

Estimados amigos del Instituto Congar: Aquí le presentamos la primera entrada de nuestro blog, titulado, Eucaristía en el Tiempo de Corona. Este blog es el primero de dos iniciativas que esperamos lanzar este verano como una forma de acompañar a nuestros amigos de Congar en estos momentos difíciles que estamos viviendo.

La idea de las dos iniciativas, (la segunda se la presentaremos en el mes que entra) nació después de una reunión con nuestros colegas donde tuvimos una lluvia de ideas acerca la pregunta, ¿Cómo podemos ser un recurso para el pueblo de Dios durante esta crisis prolongada?

Cada uno de nosotros compartimos lo que hemos visto y oído entre nuestra gente. Cómo los/las catequistas estaban realmente desconcertadas sobre cómo continuar proporcionando formación en la fe. Como fue frustrante ser excluido de la participación personal en la Eucaristía. Hablamos sobre los padres que luchan por encontrar formas de ayudar a sus hijos y hijas a continuar creciendo en fe mientras están aislados en casa. Tristemente compartimos como tantas personas que han perdido a sus seres queridos a causa de este terrible virus no han podido lamentar adecuadamente, sin la ayuda de su comunidad y el acceso de los rituales sagrados para encomendar a sus queridos difuntos a Dios.

Hablamos sobre la impotencia que sienten los sacerdotes y pastores al no poder utilizar las formas que son tan naturales para su ministerio y la frustración de los laicos al no saber cómo ofrecer los dones de la comunidad parroquial en la vida continua de sus miembros.

Hablamos sobre la agitación social masiva que estamos presenciando ya que hemos llegado a un nuevo lugar de conciencia sobre el impacto continuo del racismo en nuestras comunidades. Compartimos nuestro deseo de ayudarnos unos a otros a entender cómo responder de manera evangélica.

Sabemos que no tenemos todas las respuestas. ¡¿Quién podría?! Aun así, nos gustaría caminar con usted y explorar las preguntas, particularmente las preguntas que tenemos como discípulos misioneros viviendo en estos tiempos. En este blog semanal, centrado espiritualmente esperamos ofrecer ideas de la tradición católica y compartir recursos útiles.

Sabemos que tan disruptiva ha sido la pandemia para nuestro acceso a la Eucaristía. Queremos que el blog nos ayude prosperar a pesar de la hambruna eucarística en la tierra. De hecho, queremos explorar lo que significa ser un pueblo eucarístico en medio de una hambruna eucarística, explorar dónde abunda la gracia durante este tiempo oscuro y encontrar la razón para la acción de gracias (el significado fundamental de "eucaristía"), incluso ahora.

La palabra Eucaristía plantea el desafío de la acción de gracias o gratitud que transforma las muchas dimensiones lamentables de esta pandemia. Queremos ayudar a nuestras/os lectores a encontrar la gracia en estos tiempos oscuros. Le enviaremos el blog los lunes por la mañana cada semana. Cuando lo reenvías a tus amigos, pueden suscribirse directamente desde tu reenvío. También se publicará en nuestra página de Facebook donde puede dejar comentarios.

Los invitamos a reflexionar con nosotros a través de nuestro blog. Esperamos su respuesta a las ideas que ofreceremos aquí.

Haga "clic" aquí para ver nuetro nuevo blog en Facebook®. Te invitamos a agregar tus propios comentarios.

Blog

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Eucharist in the Time of Corona

July 27, 2020

By: Anna Alicia Chavez

Eucaristía en el Tiempo de Corona

27 de Julio de 2020

Por: Anna Alicia Chavez

Eucharist in the Time of Corona

Eucaristía en el Tiempo de Corona

Blog

July 27, 2020 By: Anna Alicia Chavez

27 de Julio de 2020 Por: Anna Alicia Chavez

July 27, 2020

By: Anna Alicia Chavez

27 de Julio de 2020

Por: Anna Alicia Chavez